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La ruina de Tokio 2020 con los Juegos Olímpicos más caros de la historia

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Tuvimos que esperar un año más para poder observar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 por la pandemia. Japón batió en la carrera por dejarse la sede a Estambul y Madrid. Para estos juegos se tenía muchas expectativas y es que el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach los catalogo como los "Juegos de la repercusión", sin embargo, pasaron a la historia por ser los primeros pospuestos, sin público en las gradas y los más caros en la historia.

Y es que en un principio la capital japonesa presentó un presupuesto inicial que rondaba los 800.000 millones de yenes (unos 6.180 millones de euros) y que finalmente se disparo a los 1,64 billones de yenes (12.717 millones de euros).  El coste final de los Juegos Olímpicos se disparó producto de la pandemia y el aplazamiento de la cita, lo que provocó perdidas astronómicas, cercanas a los 2.300 millones de euros.

Sin embargo, estas cifras pueden estar más lejos del coste total, ya que antes de que se diera el brote del Covid-19, una auditoría gubernamental había fijado el precio real en 23.000 millones de euros, y gran parte de ese dinero saldrá de los contribuyentes. El COI se ha comprometido a aportar poco más de 1.100 millones de euros.

Uno de los principales objetivos del Comité Organizador era mantener los números dentro de un límite razonable y que provocó el rechazó de la difunta y afamada arquitecta anglo-iraquí, Zaha Hadid, quien llegó a presentar unos de sus tantos diseños futuristas para el estadio que acogería las ceremonias de apertura y clausura.

Cabe destacar que el aumento en la cifras no es exclusivo de Tokio 2020, ya que según un estudio de la Universidad de Oxford, todo los Juegos desde Roma 1960 han tenido un sobrecoste promedio del 172% y se estima que estos Juegos sea de entre un 111% y un 244%.

En su momentos la organización estimó que la celebración de los Juegos generarían unos dos millones de empleos y ganancias en torno a los 111.000 millones de euros en inversiones, turismo y consumo.

Y es que el turismo era uno de los mayores impulsos ya que desde la década de 2010, las visitas de extranjeros a Japón se cuadruplicaron, superando los 30 millones de visitantes anuales, durante el 2019 desembolsaron más de 37.198 millones de euros en hoteles, restaurantes, tiendas y otros servicios, según Reuters.

Sin embargo, los grandes beneficios se fueron esfumando desde el mes de marzo, cuando se dio a conocer que estaba prohibido la presencia del público extranjero y dos semanas antes del arranque oficial, cuando la organización anunció que los japoneses tampoco podrían estar presentes en las gradas.

Según Nombra Research Institute, los turistas extranjeros gastan en estas reuniones atléticas mucho más que la población local. En un inició se esperaba que los Juegos generaran 1.606 millones de euros en beneficios por la presencia de públicos, de los cuales el 70% eran foráneos y que gastarían una media de 1.160 euros durante su estancia.

Previo a la pandemia, la organización había vendido 4,48 millones de entradas, lo que suponía ingresos de 696 millones de euros y que finalmente se convirtieron en cero ingresos.

Los organizadores llegaron a informar que se planeaba el reembolso de 600.000 entradas, eso sí, no especificaron en cuanto ascendían las perdidas, según Reuters.

Ahora Tokio se enfrenta al reto de evitar que las instalaciones construidas se conviertan en una carga financiera. Sin embargo, preocupa coste de mantenimiento del renovado Estadio Nacional en el cual invirtieron 1.300 millones de euros y que tiene capacidad para 68 mil espectadores y cuyo mantenimiento se estima de 20 millones de euros anuales.

 

Lo que si fue mejorando con el paso de las semanas fue el aumento a la aceptación por parte de los ciudadanos japoneses hacia los Juegos Olímpicos, esto a su vez de que la delegación local iba consiguiendo su mejor resultados en unas justas.

Ahora queda la pregunta que habrían sido de estos Juegos en las circunstancias normales. Y los millones de aficionados que se quedaron con la ilusión de disfrutarlos, esperarán con más ilusión y esperanza las justas de París 2024.

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