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La devoción del 'Maradona' de Guatemala por Diego

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Mynor de León, aficionado guatemalteco, viajó a Argentina con motivo del primer aniversario de la muerte del ex futbolista Diego Armando Maradona. 

El chapín es un fanático del 'Diez' y Diario Olé le realizó una entrevista.  

Aquí la nota

Donde haya una referencia a Diego Armando Maradona, por más pequeña o sencilla que sea, habrá una historia ligada al Diez. No es ley, pero bien podría serlo. Tan emotivos como inagotables, los testimonios y anécdotas maradoneanas se leen y entienden como expresiones de un incondicional amor hacia un ídolo que vivirá eternamente en el corazón de su pueblo.

   

Este jueves, en el primer aniversario de su fallecimiento, con Olé visitamos el Santuario dedicado al más grande de todos los tiempos, ubicado en el estadio de Argentinos Juniors y, sin saberlo, allí había un personaje muy especial.

  

Segundos antes de comenzar la nota que gentilmente aceptó, preguntó para qué medio era y, al escuchar la respuesta, contestó. "¡Olé! Tengo montones de diarios en casa, muchos de Diego".

Sin embargo, su casa no queda precisamente en el barrio de La Paternal. Tampoco en Buenos Aires. De hecho, ni siquiera queda en la República Argentina.

LA HISTORIA DE MYNOR, FAN DE DIEGO

-¿De dónde sos?

-Mi nombre es Mynor de León y soy de Guatemala.

-Tenés un apodo bastante particular, ¿puede ser?

-En mi casa me dicen Maradona. Desde chiquito -en el Mundial 86 yo tenía poco más de tres años- me cuentan, porque claro que mucho no recuerdo, que si a mí no me llamaban por ese apodo no hacía nada. No me acercaba. Entonces, era "Maradona, a comer" porque con el "Mynor, vení a comer", no iba. Hasta hoy me llaman así.

-¿De dónde salió ese cariño por Diego?

-Maradona fue el héroe de mi generación. Ser tan fanático y ver su matrimonio con el fútbol, porque era ésa la relación que tenía, hizo que yo lo vea como el ícono de mi generación. Crecí con él, alguien que también me llamó mucho la atención por su carácter: rebelde, siempre yendo de frente y diciendo lo que pensaba. Como siempre digo, el primer rebelde que conocí.

-¿Es la primera vez que visitás Argentina?

-Sí, primera, espero, de muchas. El país me ha tratado fenomenal, es realmente hermoso. Maradona me trajo hasta acá para hacerme conocer este país hermoso. Vine por Diego y por una familia que tengo en Mar del Plata, aunque... bueno, Diego también es mi familia.

-Ésta es una fecha doblemente especial para vos...

-Sí, hoy es mi cumpleaños. Estoy tratando de que el fútbol me dé revancha, porque el año pasado fue muy duro... recibir mi cumpleaños con una noticia tan amarga fue muy triste. Hoy me prometí que iba a ser diferente y aquí estoy.

-Desde tu apodo a la fecha de tu cumpleaños, es mucha la coincidencia con Diego. ¿Qué significa para vos?

-Son sentimientos encontrados porque nadie quiere que en su cumpleaños le pase algo así, pero en mi familia lo ven como una gran similitud que se convirtió en algo inolvidable.

-¿Te sentís unido a Diego de alguna manera?

-Seguro no es casualidad, algo hay y es muy fuerte...

-Veo dos tatuajes de Diego: ¿querés contar la historia de cada uno?

-El primero fue el del brazo, que me lo hice cuando tenía 18 años. En Guatemala es muy distinto el tema de los tatuajes, no es tan abierto como acá. Uno de nuestros problemas sociales tiene que ver con las pandillas, que se tatúan mucho. Por eso, está como prohibido hacerse un tatuaje. Hoy cambió un poco, pero en la época en que me lo hice, hace 20 años, era muy difícil. Lo tuve escondido durante cinco años, je.

-El segundo me lo hice días después del fallecimiento de Diego, en El Salvador. Apenas me enteré de la noticia pensé que tenía que hacerme algo de él y fui a tatuarme la pierna.

-¿Un mensaje para los maradoneanos?

-Me gustaría que recuerden a Diego con todo lo bueno que nos dejó, como ese gran ser humano que, detrás de los conflictos que ya todos conocemos y en los que tampoco vale la pena estar cayendo o recordando, hay alguien muy grande, con un corazón excepcional, que siempre pensó en los de abajo. Pese a estar tan arriba, nunca se olvidó del lugar del que salió. Vale la pena recordarlo con eso y con todo el arte que nos dejó en la cancha. 

Su primer tatuaje de Diego.