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Ex jugador brasileño Alemao habla de su socio Maradona y la jugada más asombrosa que le vio hacer en Nápoles

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El ex futbolista brasileño Ricardo Rogério de Brito, popularmente conocido como Alemao, brindo una entrevista al sitio web Infobae y reconoció que aún no pudo superar la pérdida del argentino Diego Armando Maradona, su ex socio en Nápoles.

El brasileño fue un talentoso y temperamental volante central que surgió de Botafogo, pasó por el Atlético de Madrid con Cesar Luis Menotti como entrenador y jugó en el Napoli con Diego y Careca, con quienes conformó un trío referencial, siendo los únicos extranjeros de aquel plantel campeón de la Serie A y de la Supercopa de Italia en 1990.

“Ser extranjero en Nápoles y defender la camiseta azul representaba mucho más de lo que es el fútbol en sí. Era defender a los napolitanos, que eran masacrados por el norte de Italia y tratados de una manera muy ruin, como si Nápoles no fuese una ciudad italiana. Por este motivo, era especial ser jugador del Azzurri”, reveló De Brito, quién jugó desde 1988 hasta 1992.

Cuatro años estuvo al lado de Pelusa, tiempo suficiente para conocerlo, admirarlo y compartir momentos únicos, dentro y fuera de la cancha: “Era un genio. Nos hacía sentir seguros de que íbamos a triunfar. Antes del juego, nos decía: ‘Hoy, vamos a ganar 2 a 0′. Y así acontecía. La presencia de Diego era suficiente para que los rivales nos tuvieran miedo”, subrayó el hombre de 59 años.

No obstante, Alemao no sólo lo recuerda como compañero sino como rival. El brasileño integró el seleccionado que quedó eliminado ante Argentina en los octavos de final de Italia 90, tras perder por 1 a 0 con el tanto de Claudio Caniggia. “Hasta el día de hoy me acusan de haber sido culpable de la derrota. Me dicen: ‘¿Cómo dejaste pasar a Maradona y no le cometiste falta? Será porque eras amigo de él’. En Brasil, cuando no se gan,a tiene que haber un culpable. Así que en ese Mundial fui yo, en la Copa de 1982 fue Toninho Cerezo”, sentenció en un mano a mano desde su Minais Gerais natal.

-¿A qué se dedica en la actualidad?

-Estoy sin trabajar, dedicado pura y exclusivamente a la recuperación del COVID-19. Hace tres meses que me contagié. Hubo días en los que la pasé mal.

-Se cumplen 10 meses de la muerte del Diez. ¿Qué recuerdos tiene de Diego?

-Maradona fue una persona especial. Viví con él durante cuatro años. Jugamos juntos en Napoli. Fuera del campo, nos encontrábamos y compartimos momentos en familia. Armamos una linda amistad. Sufrí mucho por su muerte. Unas semanas antes hablamos por WhatsApp y me decía que no estaba bien.

-¿Pensaba que iba a terminar su vida de esa manera?

-No, creía que iba a superar sus problemas de salud. Su entorno no lo acompañaba ni sabía cómo hacerlo. Entonces, cuando supe que falleció, fue un gran impacto. No lo esperaba, nadie lo esperaba. Ninguno quería que Diego se muriera, porque es el gran ídolo de todos. Su partida fue una gran tristeza.

-¿Cuál es su primer recuerdo juntos en el Napoli?

-Son muchos recuerdos dentro y fuera de la cancha. Vino dos veces junto con su familia a pasar fin de año a mi casa. Además, celebramos su cumpleaños número 28 con muchos regalos; hicimos una gran fiesta con muchos amigos de él y compañeros del Napoli. También compartimos momentos especiales en el campo de juego. Pelusa hacía cosas en la cancha que no se las vi a ningún otro futbolista. En los entrenamientos, era muy divertido, diferente a todos. Siempre con una sonrisa y muy alegre. Cuando se entrenaba a puertas abiertas, iban muchos napolitanos a disfrutar de su magia y, al finalizar, se quedaba a firmarles autógrafos.

Las memorias de Alemao junto a Maradona en Napoli: la jugada más asombrosa  que le vio hacer y las acusaciones que sufrió por no derribarlo en Italia  90 - Centro de Informes

-¿Qué es lo más asombroso que le vio hacer en una cancha?

-Fue en un partido que jugamos contra el Inter en el San Paolo, que ganamos 1 a 0 con gol de Diego de tiro libre. El Diez le hizo varios quiebres a Giuseppe Bergomi en una misma jugada que lo dejó mal parado, éste pasó sin detenerse y le terminó haciendo falta. Luego, el capitán ejecutó un tiro libre de manera magistral que no pudo detener Zenga. Es uno de los lindos recuerdos que tenía de él, ver lo ágil que era, lo rápido y lo mucho que la gente sabía de su genio. Son jugadas excepcionales, me dio varios pases de gol jugando juntos. Así que fue muy divertido, Maradona tenía muchas cosasque ofrecer. Fue un gran compañero en el campo, y fuera del mismo, cuando tenía la oportunidad, siempre estaba con nosotros. Era muy divertido estar con él.

-De su personalidad, ¿qué fue lo que más lo impresionó?

-Cuando se habla de la parte técnica, Pelusa se anticipaba a todo aquello que intentaban hacer los defensores. Lo que más me impresionó fue su capacidad para transformar a un equipo mentalmente, hasta el punto de convertirlo en altamente competitivo, con el objetivo de pelear por todos los títulos. Teníamos excelentes jugadores, que mejoraron muchísimo debido a su liderazgo.

-Se suma al Napoli en 1988, cuando Diego ya se había consagrado. ¿Hubo mejor futbolista que él en aquellos tiempos?

-Que haya visto, no. No hubo ni habrá mejores que él. Jugué con grandes futbolistas del mundo, pero Maradona es, indiscutiblemente, el mejor que vi. El arte que tenía es incomparable y lo demostró durante su carrera. Me siento muy feliz de haber sido su compañero durante cuatro años.

-¿Que se sentía jugar a su lado?

-No se puede describir con palabras, hay que estar ahí. Era un genio. Solamente su presencia arreglaba problemas. Nos hacía sentir seguros de que íbamos a triunfar. Antes de comenzar el juego, hablaba con nosotros y nos decía: “Hoy vamos a ganar 2 a 0″. Y así acontecía. Aunque fuese un juego difícil y fuera del San Paolo, se tenía mucha fe de que íbamos a ganar. La presencia de Diego era suficiente para que los rivales nos tuvieran miedo.

-¿Cómo se comportaba como compañero de vestuario?

-Era un líder, muy atento a todos nosotros y generoso. Muy humano. Siempre preocupado por el resto. No usaba su fama ni sus cualidades como jugador para fanfarronear. Una persona auténtica dentro y fuera del campo.

-¿Llevaba una vida muy desordenada en aquellos años?

-No sabíamos nada sobre eso. Mis compañeros nunca me dijeron algo extra futbolístico. Después salieron varias cosas en la prensa. Pero nosotros no presenciamos nada.

-Siempre se remarca que Maradona estaba acompañado únicamente de Alemao y Careca como figuras del equipo en comparación con Messi, que tiene muchas más a su alrededor. ¿Cree que Lionel ha estado mejor rodeado a lo largo de su carrera?

-Yo creo que sí. Creo que Messi tenía un equipo preparado para él. Igualmente, eso no anula la genialidad de Lionel. Él es otro gran jugador, un fenómeno, pero Maradona no tenía este equipo con tantos buenos jugadores y una táctica preparada para él. Diego manejaba el equipo, organizaba todo, tanto en el Barcelona como en el Napoli. En el conjunto italiano más aún, porque cuando llegó era un buen equipo, pero no estaba lleno de estrellas. En el momento del primer Scudetto sólo podía contar con dos extranjeros, y aun así ganó el título. Luego, arribó Careca. Al año siguiente fui yo, y ya éramos tres internacionales. A partir de ahí, se hizo un equipo más fuerte, pero él fue el diferencial en nuestro equipo como en el Barsa. Messi, tanto en el Barcelona como ahora en el París Saint-Germain, tiene grandes jugadores a su lado, eso se lo hace mucho más fácil, pero no anula que Messi sea un gran jugador, un fenómeno.

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-¿Qué trato recibieron como extranjeros en Nápoles?

-Es muy difícil de explicar. Ser extranjero en Nápoles y defender la camiseta azul representaba mucho más de lo que es el fútbol en sí. Era defender a los napolitanos, que fueron masacrados por el norte de Italia y tratados de una manera muy ruin, como si Nápoles no fuese una ciudad italiana. De esta manera, era especial ser jugador del Azzurri. Hubo mucho agradecimiento de los torcedores por vestir dicha camiseta, que no se compara a jugar en otro club de Europa. Te brindan mucho cariño y fue muy especial para mí, Careca y Maradona que éramos los únicos extranjeros.

-¿Cómo era la rivalidad norte-sur en aquellos tiempos?

-Muy fuerte. Había mucha rivalidad del norte, representados por la Juventus, el Milán y el Inter, que eran muy grandes y fuertes, contra los del sur. Una rivalidad absurda y sin sentido, impensable que dentro de un mismo país hubiera una competencia tan grande entre distintas zonas. Tal vez fue una de las cosas que más me sorprendió de Italia. Nunca había visto algo similar. Cuando jugábamos en el norte te encontrabas cualquier tipo de simbología racista. Eso nos daba mucha fuerza. Ellos no sabían lo que estaban provocando. Nos transmitía un espíritu competitivo incomparable para jugar los partidos.

-¿Costaba salir a la calle en Nápoles siendo parte del equipo sensación?

-La época que viví en esa ciudad fue muy complicada. No podíamos salir de nuestra casas. Vivíamos encerrados, porque el fanatismo de los torcedores era muy grande. Los extranjeros principalmente no tuvimos vida social. Salir de noche con Diego era cuasi imposible, pero lo hicimos un par de veces.

-¿Como hicieron?

-Era llegar a algún lugar y pasar un tiempo corto, porque cuando sabían que estaba Diego se abarrotaba de gente en la puerta. Se cerraba el restaurante y no se abría más hasta que nos íbamos. Cuando íbamos de compras pasaba lo mismo. Si pasamos por un shopping era difícil salir. Diego no podía caminar por las calles principales ni salir a comprar ropa. Por ser extranjeros, éramos muy reconocidos y se nos imposibilitaba tener una vida privada.

-En esa ciudad italiana ha dejado un recuerdo imborrable. Pasan los años y no se olviden de la etapa con Diego. ¿Por qué pasa eso?

-Por todo lo que representó Diego para el club, la ciudad y los torcedores. Confianza, alegría, felicidad, después de tantos años sin ganar nada. Llegó y ganó todo lo que se propuso. No existirá otro como él en el Napoli. Es Dios en Nápoles. Me fui del Azzurri en el 94 y el club no volvió a ganar un Scudetto. En la historia del club, jugador como Maradona nunca hubo ni habrá. Es único. Por eso existe tanta devoción y gratitud hacia su persona.

-¿Aquel equipo fue el mejor que integró en su carrera?

-Sí, claro que sí, el Napoli de Maradona, Careca, Alemao fue, con certeza, el mejor equipo de la historia del club. Jamás existió uno como ese. Fue el que más ganó. Espero que haya otro que sea tan ganador o mejor que el nuestro.

-Estuvo 4 años al lado de Maradona, pero le tocó enfrentarlo en el Mundial de Italia 90. ¿Qué recuerdos tiene de aquel choque por los octavos de final?

-Fue el partido que estaba necesitando Diego para consolidarse en dicho Mundial. Argentina no estaba jugando bien y enfrentar a Brasil fue una inyección anímica. Durante los 90 minutos, hicimos un gran juego, jugamos mejor que Argentina. Pero apareció la genialidad del 10. A pesar de no estar en gran forma física, mostró que era capaz de marcar diferencia. Y fue lo que pasó. Arrancó en la mitad de cancha, dribleó a Dunga y le dio el pase a Caniggia, que superó al golero y marcó el gol. Fue un monstruo que sacó de la galera aquella genialidad para marcar diferencia.

-¿Fue difícil marcar a Diego en ese encuentro?

-No pudimos ponerle una marca personal, era imposible detenerlo. Terminamos perdiendo, pero no lo merecíamos. Tuvimos grandes chances, cara a cara con el arquero. Jugamos mejor. Pero en este deporte no alcanza con eso, sino que hay que convertir goles. Argentina aprovechó esa buena energía y pasó merecidamente.

-¿Hubo represalias entre ustedes después del partido por no detener el juego de Maradona?

-Sí, de eso se habla con mis ex compañeros y con los torcedores, hasta el día de hoy. Me acusan de haber sido culpable de la derrota. Me dicen: “¿Cómo dejaste pasar a Maradona y no le cometiste falta? Será porque eras amigo de él”. En Brasil, cuando no se gana tiene que haber alguien a quien culpar. Así que en ese Mundial fui yo, en la Copa de 1982 fue Toninho Cerezo. Si lo miras, ahí está Roberto Carlos, que se inclinó para tirar de su calcetín (en 2006). Siempre habrá alguien a quien culpar, es parte de nuestro fútbol. La gente necesita apoyarse en algo.

-¿Le preguntó alguna vez a Diego por el bidón de Branco?

-Nunca le pregunté. Es otro episodio que me consultan los torcedores. Me enteré del asunto dos años después del Mundial. Yo ni me imaginaba lo que había ocurrido.

-¿Entendió alguna vez la comparación entre Maradona y Pelé?

-Siempre se creó una polémica cuando decían que Diego fue mejor que O Rei. La verdad es que es así: Maradona fue el mejor futbolista que vi jugar, sin dudas. Y no tuve la oportunidad de ver a Pelé. Era muy joven, y no estaba ligado al fútbol en aquella época. No vería una comparación entre ambos.

-Usted fue un centrocampista moderno. ¿En cuál se ve reflejado hoy en día?

-Hace tiempo que no veo mucho fútbol. De vez en cuando observo uno que otro partido del Brasileirao, que está de muy bajo nivel y no saca muchos jugadores. Ahora logramos formar una buena selección en las Olimpíadas, que nos proporciona un poquito de esperanza. Me gusta Claudinho, un muy buen mediocampista y muy calificado.

-¿Qué le dejó Menotti como entrenador, cuando lo tuvo en el Atlético de Madrid?

-César fue un entrenador importante para mí, porque yo estaba llegando a Europa en esa época. Fue un técnico democrático, buena persona conmigo. Entendió que estaba recién llegado y me abrió las puertas del club. Me ayudó a adaptarme al fútbol español y me tuvo mucha paciencia al inicio, a pesar de que compartimos poco tiempo juntos.

-¿Cómo observó el último episodio entre Brasil y Argentina en San Pablo, partido suspendido por el ingreso de las autoridades sanitarías al campo de juego?

-Es una situación muy difícil que Brasil vive políticamente, al punto de que no tenemos habilidades para poder resolver cuestiones simples como esas. Mi país llegó a un punto limite. Fue una vergüenza lo que sucedió en aquel partido. Primero, porque somos hermanos latinoamericanos. Segundo, somos los dos mejores países de América del Sur. Y tener un juego de esa manera fue catastrófico, una vergüenza para Brasil mostrar esa imagen al mundo. Un fiel reflejo de un momento político desastroso que estamos sufriendo.

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Fuente: Infobae