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Brasil se impone 4-2 sobre Alemania en las Olimpiadas con triplete de Richarlison

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Este jueves las selecciones de Brasil y de Alemania se enfrentaron en su debut del fútbol masculino olímpico en el estadio internacional de Yokohama. El resultado fue 4-2 a favor de la escuadra ‘canarinha’. 

Brasil inició de forma arrolladora pues Richarlison, el jugador del Everton y la selección mayor, hizo tres goles en tan solo media hora de juego. 

Siete minutos necesitó Richarlison para hacer el primero. Ayudó Pieper, qué duda cabe. El central alemán quedó retratado en los goles, y acabó de lastrar su partido con una amarilla que si hubiera sido roja a nadie le hubiera extrañado.

En el 1-0, Pieper tardó una vida en girarse para correr hacia su portería, lo que dejó solo ante Muller a Richarlison. El cancerbero recién fichado por el Stuttgart le detuvo el primer tiro, para nada pudo hacer ante el rechace.

Habían pasado solo siete minutos de juego y ya estaba claro que Alemania no carburaba bien. Brasil estaba jugando a placer y su rival no era capaz de contestar ni una sola vez.

En el 22', el segundo de Richarlison, una buena llegada hasta línea de fondo, con la complicidad coral de la zaga y los medios alemanes, de Guilherme Arana, y su centro lo cabeceó muy solo el delantero del Everton en el área pequeña.

La fiesta fue total en el 30', en un contragolpe brasileño que finalizó de nuevo Richarlison, tras el que tuvo lugar la primera acción polémica del encuentro.

Porque si Alemania no estuvo a la altura del duelo, el colegiado tampoco. Amonestó a Max Kruse por un pisotón involuntario sobre Richarlison, una decisión que acabaría marcando el encuentro, aunque para esto tendremos que viajar a la segunda parte.

Sin embargo, antes del descanso hubo una ocasión clara de gol, el penalti por mano de Henrichs que Matheus Cunha malogró. Muller evitó que el partido se fuera al descanso con un bochornoso 4-0.

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De hecho, de no ser por sus paradas, esto podría haber sido una goleada escandalosa. Una 'vendetta' del 7-1 de hace siete años. Pero no. De hecho, por momentos pudo acabar en desastre para la 'Canarinha'.

Porque Brasil se relajó, y dejó que Alemania jugase, o lo intentase, porque la verdad es que no les salía nada a los germanos. No eran capaces de hilvanar jugadas ni de hilar dos o tres pases seguidos. Era como si fuera su primer partido juntos.

Brasil se entretenía con su rival como un niño sádico con una lupa en un hormiguero. La ventaja era suficiente para poder tontear con el rival, gustarse y buscar el 'jogo bonito'.

Lo que no esperaban es que Amiri enganchara una volea que Santos se comió, concediendo el 3-1 en el 57'. Aquello hizo a más de uno arquera una ceja. Había tiempo, ¿era posible la remontada?

Pues bien, si lo era, el colegiado salvadoreño Iván Barton se encargó de lastrar a una Alemania que no necesitaba más piedras en el camino. Le mostró la segunda amarilla a Max Kruse por chocarse con Dani Alves.

Los dos salieron mal parados al chocar rodilla con rodilla, pero la acción, que debía haber sido una falta y gracias, se castigó con amarilla. Como ya tenía una, a la calle. Y Alemania, a jugar media hora con diez.

Empezó el carrusel de cambios, como era de esperar, y Brasil, aunque seguía llegando, no lo hacía con la claridad habitual. Muller, pese a todo, abortó una tras otra todas las llegadas de la 'Verdeamarelha'.

Y entonces, la sorpresa. En una llegada aislada, como un oasis en el desierto, de Alemania, el gol de Ragnar Ache para meter, a siete del 90', a 'die Mannschaft' en el partido.

Pero jugando con diez era muy difícil. Alemania tenía el partido perdido y se volcó al ataque. El árbitro acabó de desquiciarles con otro par de decisiones controvertidas, y en el 94', gol a la contra de Brasil para dar carpetazo al partido.

Brasil arrolló, sesteó y acabó celebrando un triunfo que debería haber sido mucho más abultado, por el paupérrimo nivel desplegado por su rival. Si la 'Canarinha' era candidata, ahora lo es más.

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