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Éder, el héroe olvidado de Portugal

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El delantero Éder pasó de ser el héroe de Portugal a perderse la actual Eurocopa e incluso a estar sin equipo. 

10 de julio de 2016. Final de la Eurocopa. Portugal se enfrenta a Francia en el Stade de France. Empate a cero en el marcador y Cristiano Ronaldo, lesionado. En el minuto 79' Fernando Santos hace el cambio que ganaría el partido. Entra Éder.

No era una estrella. Militaba en el Lille y apenas había jugado hasta ese momento 12 minutos, en los dos primeros partidos de la fase de grupos.

Llevaba siendo internacional desde 2012, cuando empezó a destacar en el Sporting de Braga, pero nunca había sido titular indiscutible. De hecho, solo lo había sido en ocho partidos, y solo en dos oficiales: en la tercera jornada del Mundial 2014, con Portugal virtualmente eliminada, y en el tropiezo ante Albania con el que los lusos arrancaron la clasificación para Francia 2016.

  

Pero aquel día, aquel 10 de julio de hace cinco años, Éder fue el gran protagonista. El partido llegó a la prórroga y en ella, él marcó el único gol de la contienda. Y se enfundó su ya mítico guante, el cual había escondido en la espinillera, tal era su fe por hacer ese tanto.

Fue el héroe de Portugal, y su fama se disparó. Pero fue algo efímero. Siguió siendo llamado por Fernando Santos, pero solo jugaría seis partidos más. No ha vuelto a ser convocado desde el parón de noviembre de 2019.

Portugal's Euro 2016 hero Eder reveals he considered committing suicide two  years ago - Mirror Online

A nivel de clubes la cosa tampoco mejoró. La 2016-17 la jugó en el Lille (37 partidos, siete goles), y se fue, primero cedido y en 2018 gratis, al Lokomotiv de Moscú, donde jugó las cuatro siguientes campañas.

Y, tras 119 partidos con los moscovitas y apenas 15 goles, cumplió su contrato y no fue renovado. Cinco años después, el héroe del último campeón de Europa va a ver el gran torneo del Viejo Continente desde casa, y sin equipo.

No fue flor de un día, pero sí una estrella que brilló tan fuerte que se extinguió de golpe, como ocurre en el vacío astral. A sus 33 años su carrera no ha terminado, pero está claro que no ha seguido los derroteros que podría haber seguido de haber tenido la capacidad de aprovechar la inercia positiva de aquel gol ganador a Francia.

Fuente: besoccer.com

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