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La delgada línea de la percepción

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"El problema no es que mientas, el problema es que te creo". Nunca más cierta y más oportuna la metáfora del cantautor guatemalteco Ricardo Arjona para describir el cúmulo de diversas emociones que vivimos la noche de este martes durante el juego de la Selección Nacional ante su similar de Honduras.

 

Lo que sucedió hace apenas unas horas en la joya de La Sabana no debe embriagar el subconsciente de miles y miles de costarricenses que durante más de una hora de partido, vieron como Qatar se esfumaba de las manos sin poder hacer nada más que creer, olvidar, poner la mirada hacia Norteamérica 2026 y asumir nuestra incompetencia para después resurgir de la nada y ver como Gerson Torres y su 1.69 metros saltaban con el impulso de quienes aún creen en los milagros, de quienes olvidamos por medio segundo el pésimo rendimiento en el juego de la tricolor y se fundieron en un grito que salió del alma y que vale más que 3 puntos... fue la diferencia entre quedarse en el sofá buscándole explicaciones al cielo o volver a creer, de apagar el televisor y descargar la ira de muchos en redes sociales o dormir  con el consuelo de sabernos vivos, al menos para los próximos 2 meses. 

   

"Asumir, Corregir, Propuesta de juego, Panamá, El Azteca, Repechaje, Fuera Suárez, Creer, Aquél Bryan del gol ante Italia y Grecia, El 9 de La Sele, Defensa vulnerada, Aarón Suárez, Gerson Torres, Gestión de Rodolfo Villalobos, Recambio Generacional, Finanzas de la federación"... seguramente estas fueron algunas de las dudas y realidades que nos recibieron este miércoles camino al trabajo, durante el café de la mañana, o en la crónica obligada con amigos y compañeros, con la burbuja... 

Y es que este 2021 nos hizo darnos cuenta que estamos urgidos de nuevos referentes en quién depositar nuestra confianza como seguidores de La Tricolor, Gerson Torres fue un bálsamo de tranquilidad en medio del oscuro caminar de La Nacional, un trayecto oscuro que se gestó no sólo durante el presente año, sino incluso en aquella ya lejana gira asiática en Setiembre del 2018, en la cuál tres derrotas y un pobre rendimiento del equipo dirigido por Ronald González en ese entonces, elevaban un grito al cielo evidenciando que se necesitaban cambios no sólo en el capitán del barco, sino en la planificación para buscar dar roce internacional a jugadores que ayudara para que en 2021 estos fueran una realidad y no pareciese un combo de improvisaciones con aciertos y decepciones. Se nos acabó el tiempo, la realidad finalmente superó a la ficción y corregir sobre la marcha parece ser la única opción en el horizonte inmediato. 

El gol de Gerson Torres, el esfuerzo del eterno Joel Campbel y el salvavidas del siempre sobresaliente Keylor Navas no deben nublar nuestros ojos ante la incapacidad de un pobre rendimiento de Luis Fernando Suárez desde su llegada en julio... que no se nos olvide que los únicos 2 sufridos triunfos en La Octagonal, tienen todo el sello de haber sido logrados más por la inspiración de Joel Campbel y de aquél Bryan Ruiz que parecía interminable que por crecimiento en el rendimiento colectivo del seleccionado, del que la responsabilidad es completamente de Luis Fernando Suárez y de quienes lo pusieron en el cargo... esos mismos que llevan poco más de 3 años dando tumbos y que escudados por el  tema pandemia, han sido cómplices del rezago en el cambio generacional que nos alcanzó y que nos tiene aún con la victoria ante Honduras, con la interrogante de saber si despertar o ser cómplices de un letargo que más temprano que tarde nos va a aterrizar. 

"Nadie se baje del barco", "El Mundial no lo necesita la Federación sino todo Costa Rica" "Esto lo tenemos que sacar entre todos" suenan hoy más a retóricas para eludir una gestión deficiente que al discurso que necesita la afición costarricense que ha depositado su confianza, su ilusión y muchas veces sus finanzas en manos de quienes no han sabido responder con decisiones seriamente planificadas, de quienes escudados en la respuesta de que "La Federación es un ente privado" no han dado respuestas sobre la inversión y planificación vinculada al premio de Rusia 2018 y que ahora apela al milagro para lograr la gesta, ese que nos ha acompañado en muchas ocasiones, pero que en el camino hacia Sudáfrica ya nos mostró que la improvisación, nunca es buena consejera... 

"Que no nos engañe la delgada línea de la percepción".

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