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Islandia logra una epopeya digna de Halldorsson, su portero-cineasta

Foto: Hannes Thor Halldórsson, portero de Islandia, con la bandera de su país (EFE)

La selección de Islandia, que vino del frío, escribió sobre el verde del Stade de France el episodio más emocionante y agónico de la presente Eurocopa. Al calor de un 5% de su población (el otro 6, sin entrada, lo vio en la Fan Zone), que no paró un instante de empujar a sus hordas con el espectacular ‘Geiger sound’, Islandia dio un sonoro portazo en la ‘walhalla’ del balompié continental metiendo la cabeza en la siguiente ronda. 

Y además por la puerta grande. El tanto postrero de Traustason, cuando Austria tenía acorralados a los nórdicos buscando un triple que le diera acceso directo a octavos, supuso también la primera victoria en una fase final del aguerrido combinado que se ha metido en el bolsillo a buena parte de los catadores de fútbol de la competición gala por la bravura de su fútbol y su querencia por el sufrimiento sin límite. 

Un epopéyico final para un vibrante duelo cuyo guion difícilmente habría imaginado Hannes Thor Halldórsson cuatro años atrás. El meta islandés, auténtico héroe de su escuadra con una batería de intervenciones providenciales que impidieron a Austria tomar la delantera en el luminoso en un segundo acto dominado de tomo y lomo por el once alpino, se ganaba la vida como director de cine y productor. El fútbol estaba ahí, pero más como un hobby que como una profesión, puesto que en su país es imposible vivir de un deporte cuyo campeonato se ve reducido a la mínima expresión por los rigores del ‘General Invierno’. 

Aplaudido por la crítica

Halldórsson saltó a la fama poco antes de arrancar la anterior Eurocopa cuando dirigió el vídeo promocional de la canción que representó a Islandia en el Festival de Eurovisión. Aunque el tema “Never forget” (“Nunca olvides”), interpretado por Greta Salomé y Jónsi, acabó en el furgón de cola del evento en cuestión, el montaje realizado por el actual cancerbero vikingo fue muy aplaudido por la crítica. Y es que como recuerda el gran protagonista del duelo a muerte disputado entre nórdicos y centroeuropeos, “hace unos años estaba entre los mejores productores publicitarios de mi país. Respecto a aquel trabajo, se llegó a decir que era el mejor vídeo de todos los participantes”. 

Feliz de la vida como estaba con su trabajo fijo en la productora SagaFilm, que le permitía desarrollar proyectos creativos, a Halldórsson le tembló el pulso cuando año y medio después el Sandnes noruego llamó a su puerta para ofrecerle un contrato profesional después de verle metido en faena mientras preparaba con Islandia en sus instalaciones la repesca mundialista que les debía enfrentar a Croacia. Modric y su tropa de ajedrezados le birlaron el sueño de ir a Brasil, pero a cambio se encontró con la oportunidad de probar fortuna en una liga de verdad y vivir de ello. Le costó decidirse, pero al final se lanzó a una aventura que aún estira en las filas de otro conjunto del país de los fiordos, el Bodo Glimt, aunque su pase pertenece al NEC Nijmegen holandés. 

Un trabajo perfecto

Indiscutible en el marco de los escandinavos desde que Lagerbäck llegara al banquillo, el portero-cineasta de los ‘Strákarnir okkar’ ('Nuestros Chicos') esperó al último y más importante encuentro en la historia de su selección para firmar su mejor trabajo bajo los palos. El tempranero gol de Bodvarsson, que adelantaba a los islandeses aprovechando un saque de banda de Gunnarsson desde su casa, dio de sí todo lo que el depósito de los aguerridos vikingos fue capaz de contener las intentonas austriacas por devolver la paridad al luminoso. La entrada de Janko y del joven Schöpf coincidieron con el desfondamiento nórdico, y el hábil enganche del Schalke lo aprovechó para hacer de las suyas jugando entre líneas. Un buen recorte sobre Arnason al borde del área y su zurdazo cruzado hizo inútil la estirada de Halldórsson.

Esa sería la única que no pudo agarrar el cancerbero islandés. A partir de ahí, su buena colocación y seguridad, desbaratando hasta cuatro disparos con marchamo de gol (los dos más peligrosos de un persistente Schöpf), dio alas a un once que pedía la hora desde el minuto 75, pero que soportó carros y carretas atrincherado en sus dominios, confiado en que lo que no pudieran sujetar por delante, lo neutralizaría Halldórsson. 

El recuerdo de los instantes finales ante Hungría, con aquel autogol de su estrella, Gylfi Sigurdsson, empezó a merodear por la irrespirable atmósfera que atenazaba a Saint Denis hasta que Traustason liberó de sopetón la anedralina acumulada en las arterias vikingas. Ahora será Inglaterra la que pondrá a prueba su bien ganada fama de 'irreductibles'. FIN.

Fuente: Diario El Confidencial