Cruyff marcó un antes y un después en la historia del Barcelona

El holandés Johan Cruyff es considerado unas de las figuras más grandes del Barcelona tanto por lo que hizo como jugador y como entrenador, principalmente conquistando la Copa de Europa en 1992. 

Aquí un repaso de lo que hizo Cruyff en el Barcelona en una nota presentada por Diario Sport: 

La historia moderna del FC Barcelona tiene dos fechas que marcan un antes y un después. La primera, el 28 de ocubre de 1973, cuando el Barça derrotó al Granada por 4-0 y protagonizó el despegue del equipo y el club tras años de oscuridad. Y el 20 de mayo de 1992, cuando el 'Dream team' conquistó la primera Copa de Europa de la entidad. Y las dos fechas tiene en común un nombre propio, el de un genio dentro y fuera de los terrenos de juego, Johan Cruyff, fallecido este jueves a los 68 años.

Si como jugador Johan Cruyff está considerado uno de los mejores de la historia, a la altura de Di Stéfano, Pelé o Maradona, como entrenador revolucionó el fútbol. Criado en los callejones que rodeaban el estadio del Ajax de Ámsterdam, allí se empapó de una cultura balompédica que amaba y cuidaba la pelota. Y desde allí exportó su filosofía a todo el mundo, creando una escuela propia en el banquillo: Siempre al ataque, jugando en el campo del rival y con el balón como arma de defensa y ataque.

EL AJAX Y EL BARÇA

Ni las cinco Copas de Europa, ni el 'adn Barça'... La línea que va desde Cruyff hasta Luis Enrique, pasando por Josep Guardiola, dibuja la etapa más gloriosa del FC Barcelona con Leo Messi como símbolo último sobre el terreno de juego.

El 4 de mayo de 1988, el entonces presidente del Barça Josep Lluís Núñez anunció el fichaje de Johan Cruyff como entrenador. El Johan que regresaba al Camp Nou, tras su marcha como futbolista en 1978, se había forjado como entrenador en su otro club, el Ajax de Ámsterdam, entre 1985 y 1988 ganando 2 Copas de Holanda y 1 Recopa. Ya estaba a punto para poner en pie su monumental proyecto en blaugrana.

Cruyff demostró que seguía siendo el mismo de siempre: genial, en los buenos y en los malos momentos, con una personalidad fuerte y con las ideas muy claras. “Quien no esté a gusto ya se puede ir“, cuentan que dijo en la primera reunión con sus futbolistas. Incluso bajó del autocar para la primera pretemporada a Julio Alberto y 'Lobo' Carrasco, dos de los pesos pesados, por discrepancias en la gestión de las primas. Tampoco tuvo problemas para que Luis Milla, su primer gran descubrimiento de la cantera, se fuera al Real Madrid: apostó por Josep Guardiola.

La necesidad de implantar su estilo de juego y de renovar la plantilla provocaron que los inicios fueran complicados para él. La Recopa de su primera campaña le dio una 'bola extra' y la Copa del Rey del curso 1989-90 ganada frente al Real Madrid salvó a Johan sobre el sonido de la campana. También cuestionaron su apuesta por Ronald Koeman, que más tarde se convertiría en el 'Héroe de Wembley' con su gol frente a la Sampdoria en el minuto 111 de la final de la Copa de Europa.

Johan Cruyff bromeaba sobre cómo acabaría su carrera en el Barça como entrenador. "Saldré en globo". Efectivamente, eso sucedió en 1996, cuando el entonces vicepresidente Joan Gaspart ejecutó la orden del presidente Núñez. Johan había dado una rueda de prensa incendiaria en la previa de un Barça-Celta de Liga. Era el 18 de mayo de 1996, casi cuatro años exactos después de su gran éxito.

Su balance como técnico del Barça, en cifras, es de 4 Liga, 1 Copa del Rey, 1 Recopa de Europa, 1 Copa de Europa y 3 Supercopa de España. Pero su legado es incalculable pues de su mano la 'Gent blaugrana' recuperó el orgullo y asumió, por siempre jamás, una identidad futbolística ganadora y que es su mejor embajadora en el mundo.

Su último obsequio fue, ya semiretirado y dedicado a sus labores de asesoría y de comentarista, dirigir a la selección catalana entre 2009 y 2013. También aquí demostró su liderazgo y su magia legendaria: todos y cada uno de los futbolistas catalanes consideraron una cita ineludible el amistoso de Catalunya por Navidad para poder estar, al menos una vez en su vida, a las órdenes del mito, del 'Flaco', de Johan Cruyff.

La mirada de Cruyff (Crónica el País España) 

La vida de muchos barcelonistas cambió radicalmente cuando aprendieron a mirar el fútbol con los ojos de Cruyff. El juego siempre había sido muy coyuntural hasta su llegada al Barcelona. Hubo un tiempo en que el club tenía la vista puesta en la cabeza y la punta de la bota de Samitier, después en la carrocería y los pies de Kubala y más tarde, cuando reaparecieron las dudas, en las piernas y la barriga de Ronaldinho. También se dieron años en que la institución se cegaba con Herr Lattek o en Sir Buckingham, naturalmente en HH, precursor de Mourinho, y en Menotti, un trovador que con su pitillo conquistó a socios y socias del Barcelona. La institución se entregaba a la figura del momento hasta que Johan Cruyff se sentó en el banquillo y creó el Dream Team. El Camp Nou quedó impregnado desde entonces de la personalidad del exjugador y exentrenador del Barça.

El mundo está lleno de apóstoles del cruyffismo y el Barça no ha parado de dar vueltas sobre la idea de juego que alcanzó la cumbre cuando conquistó Wembley con un tiro de precisión de Koeman en 1992. A buen seguro que sin Cruyff, los azulgrana no habrían reparado en la bondad de Rijkaard, difícilmente verían que Van Gaal tenía la cabeza cuadrada, puede que Guardiola fuera poeta o actor y hubiera sido más difícil aceptar a Luis Enrique, por más que haya renegado del Madrid. El mayor mérito de Cruyff fue iluminar el estadio y numerar el fútbol, definir las funciones de cada uno de acuerdo al puesto que ocupa en el campo, y organizar el juego a partir del rondo, el espacio justo y necesario para dar precisión y velocidad al balón, la suerte máxima del Barcelona.

Nadie adivinó mejor en el diario el impacto de la obra de Cruyff que Santiago Segurola en un artículo del año 1993: “Hay algo en sus equipos que les entronca con una visión pop de la vida: el gusto por la diversión, la búsqueda de la brillantez y un lado ingenuo, juvenil y despreocupado. Los buenos partidos del Barça se sienten como las buenas canciones de los Beatles o los Kinks: rápidas y directas al corazón. Y todo eso porque a Cruyff le gustan el balón y los futbolistas, y no anda preso de la murga que nos mata: sistema, sistema, sistema”. Aunque sus discípulos han atendido al equilibrio, a la tensión defensiva y a los detalles tácticos, ninguno se ha olvidado del estilo y del mensaje lúdico de Johan.

La fidelidad se expresa en la creatividad, la belleza y la fascinación que provoca habitualmente el fútbol del Barça. Ya no se trata de una cuestión resultadista, que también, sino de confianza en un plan que después de acabar con el victimismo, las urgencias históricas y la indefinición, camina de nuevo hacia la cima del mundo, que futbolísticamente está en Japón, la tierra que precisamente no pudo conquistar el Dream Team. El Barça dejó de ser un equipo acomplejado para convertirse en campeón y el solfeo sigue funcionando como el abecedario, de manera que su sonoridad depende de los instrumentalistas, ninguno mejor que Messi.

Cruyff está en cada partido del Barça y su obra le sobrevivirá sin necesidad de tener ningún cargo en el Camp Nou. Así se lo recuerdan quienes le visitan en Barcelona y en El Montanyà, desde Guardiola hasta Txiki, pasando por Busquets, en representación de la plantilla del Barça, convencidos de que su determinación no solo le permitirá derrotar a un cáncer de pulmón sino que aprovechará la enfermedad para hacer pedagogía de la vida, como cuando sufrió un infarto en 1991. No hubo una campaña antitabaco más aplaudida que la protagonizada entonces por Johan Cruyff. Una gabardina y un chupa-chups se presentaron como la mejor alternativa a un paquete de Camel.

La lucidez de Cruyff se ha vuelto a manifestar cuando ha explicado el tratamiento que sigue: "La quimio tiene que entrar, es amiga mía, porque tiene que matar al cáncer. Es una batalla que ganaré". La lógica de Cruyff es efectiva en la vida y en el fútbol porque resulta tan obvia e infantil como el juego de Messi, enamorado de su hijo Thiago: “¡Papá, ¿otra vez al gol, te vas?” La mirada de Cruyff sirve también de ejemplo para afrontar la vida desde el optimismo y si se quiere la ingenuidad.

No es que la salud de Cruyff haya empeorado o mejorado sino que esta temporada se cumplen 20 años de su destitución como entrenador del Barça. Me lo cuenta Luis Miguel Hinojal, que prepara un especial para Canal+: "El legado de Johan". Hoy conviene reivindicar su obra revolucionaria en el Camp Nou. El club ya no ficha técnicos ingleses o alemanes sino que es la Premier y la Bundesliga las que contratan jugadores y entrenadores del Barça. El Barcelona no solo ha sobrevivido a cualquier antídoto sino que exporta su manera de ver y sentir el juego a partir de figuras como Guardiola, un cruyffista radical en casa de Beckenbauer.

A menudo no basta con conservar la vista para ver el fútbol, de manera que los barcelonistas harían bien en pasear estos días por los alrededores de la Catedral de Barcelona y, con el ramo de la suerte en la mano, pedir a Santa Llúcia, cuyo santo se celebra precisamente mañana, que nunca les falten los ojos de Cruyff.

Fuente: Diario Sport - El País