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Ivan Perišić: "Llevo 20 años soñando con esto"

«Hace 20 años estaba en Omis, mi pueblo natal. Llevaba una camiseta de Croacia. Soñaba con jugar por mi país y marcar uno de los goles que nos llevara a la final de un Mundial». Ivan Perisic, en un partido que ya nunca más podrá olvidar, se emocionaba en la sala de prensa del estadio Luzhniki de Moscú. «Y mi madre me dijo el otro día que había soñado con que jugaríamos la final contra Francia».

Perisic fue el autor del gol que llevó a Croacia a la prórroga. Fue quien a punto estuvo de apuntarse la sentencia con un remate al palo. Y, por si fuera poco, fue el asistente de Mario Mandzukic en el tanto definitivo en la prórroga.

La escena tuvo un inicio estremecedor. Mario Mandzukic se retorcía de dolor. Pickford, el meta inglés, a la vez que evitaba el gol procuraba sacar la bota con los tacos por delante. El delantero centro croata, siempre aguerrido, soportó como pudo el violento choque. Pensó el seleccionador de Croacia, Zlatko Dalic, que no quedaría otra que sustituirlo. Mandzukic, cojo, con la pierna derecha hecha unos zorros, negó su rendición. Su momento de gloria estaba por llegar.

Perisic, el mejor jugador de Croacia sobre el campo, el mismo que ya había arrastrado a los balcánicos hasta el tiempo extra con un gol redentor, volvió a comparecer. Tocó de cabeza. Stones demostró que es un central de lo más justo en defensa. Y Mandzukic, al que no se le podía escapar la oportunidad de su vida, remató a gol. Tal fue la locura en el fondo norte del estadio de Luzhniki, allí donde se concentraba la animosa hinchada croata, que un fotógrafo fue sepultado por la marea humana de futbolistas. El central Vida le pidió perdón con un beso.

Tal alegría estaba más que justificada. Croacia, la misma que pareció un muñegote durante la primera hora del partido, no sólo había logrado levantarse. La sublevación liderada por Perisic fue coronada por Mandzukic. Una vez logrado el objetivo, y ya sin fuerzas para dar un paso más, marchó finalmente al banquillo. Como un héroe.

Dominio de Inglaterra

El amanecer en el segundo tiempo de Perisic fue apoteósico. Andaba Croacia moribunda. Quién sabe si porque temía que pudiera estar escurriéndose una ocasión histórica, quien sabe si porque Inglaterra había gobernado a sus anchas las tres cuartas partes de la noche. Sin instinto asesino alguno, eso sí.

Modric deambulaba sin rumbo y Rakitic corría a demasiados metros de la pelota. Hasta que, en un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. Perisic, hasta entonces inapreciable, entendió que el centro lateral de Vrsaljko debía ser la ocasión soñada. Walker agachó la cabeza como si buscara alguna moneda en el suelo, y el centrocampista del Inter, en un remate espectacular, levantó la pierna zurda e incrustó a Croacia en el partido.

Era éste el segundo tanto en esta Copa del Mundo de Perisic, junto al marcado frente a Islandia en la primera fase. Y a punto estuvo de enhebrarlo con un par más. Estaba desatado. En la orilla zurda, su preferida, y ante el progresivo derrumbe emocional y deportivo de Walker, el futbolista del Inter dibujó una bicicleta e hizo golpear con violencia el palo. Aún tuvo una tercera ocasión Perisic que acabó por encima del larguero.

Inglaterra, que no ha ganado en su historia más que un Mundial -el organizado en su casa en 1966-, logró igualar las semifinales de Italia '90 con Bobby Robson como entrenador. Mismo escalón alcanzado por Southgate. Lingard quedó destrozado sobre el césped.Mandzukic, ante la primera final de la historia de Croacia, sólo podía llorar. La vida también es esto.