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Los guantes que marcarán un antes y un después en la Fórmula 1

Gran Premio de Rusia 2015. Carlos Sainz se sale de la pista a casi 200 km/h en los libres y queda incrustado bajo una montaña de barreras de protección TecPro. Durante interminables momentos ni siquiera el equipo tenía noticia del piloto ni de su estado dentro del Toro Rosso, y nadie sabía si Sainz tenía problemas físicos.

La agobiante incertidumbre se hubiera relajado con los nuevos guantes que serán obligatorios a partir de 2019 en la Fórmula 1. Curiosamente, o quizás no tanto, el delegado del coche médico de la FIA y su piloto, Ian Roberts y Alan Van der Merwe han desarrollado un sistema que transmitirá información desde las manos del piloto hacia el centro médico de la FIA. Un sistema biométrico inédito integrado en el guante ignífugo.

El fuego, una de las claves

Roberts y Van der Merwe vivían de primera mano la preocupación de la FIA por adquirir cada vez más información sobre el propio piloto en caso de accidente y para las posteriores acciones de rescate y seguimiento de la salud. Ya se habían incorporado antes cámaras de alta velocidad en los monoplazas para monitorizar todos los movimientos del piloto en un impacto. Pero no existía sistema alguno que proporcionara datos de sus constantes físicas. Además, la tecnología existente hasta el momento funcionaba solo en entornos estables, controlados y con pacientes en reposo.

Una primera investigación confirmó que los sistemas existentes eran demasiado caros o complejos. Así que Roberts y Van der Merwe (que fue piloto de pruebas en Bar-Honda) decidieron seguir su propio camino y desarrollar uno incorporado al cuerpo del piloto y crearon la empresa Silban Biometrics. En un primer momento pensaron sensores dentro de los tapones para los oídos. Debía tratarse además de un elemento que el piloto llevara siempre encima en caso de accidente, pero diversas consideraciones descartaron que los oídos fueran el mejor receptáculo.

¿Dónde entonces colocar los sensores, y qué parámetros se podían medir? Ya existía un sistema de la compañía austríaca AVL Racing, que incorpora tres electrodos a la parte superior del torso para medir el pulso, la variabilidad cardíaca, la funcionalidad del sistema nervioso y el ritmo de respiración. Pero otros requisitos indispensables eran su capacidad para soportar el fuego durante un tiempo mínimo, la comodidad para el piloto, y que no fuera sensible a las interferencias. El material ignífugo era la mejor opción, pero no existían sensores o materiales para fabricarlos primero e integrarlos después en las prendas del piloto.

Sensores flexibles de 3mm y 23 gr

Roberts y Van der Merwe buscaron y experimentaron hasta conseguir el diseño y materiales necesarios. Al final lograron un sensor óptico flexible de solo 3 mm y 23 gramos que se incorpora en la palma del guante. El sistema cuenta con una pequeña batería que asegura la transmisión autónoma de información independientemente de los sistemas eléctricos del monoplaza. La batería se carga inductivamente en una placa y pasa las mismas pruebas antiincendios que los guantes ignífugos. De momento, dichos sensores transmiten el volumen de oxígeno en la sangre y el ritmo cardíaco, aunque en futuras versiones se espera controlar elementos fisiológicos como el ritmo de respiración y la temperatura corporal. Cuenta con una versión Bluetooh que envía la información en un radio de 500 metros con datos solo disponibles en principio para la FIA, aunque los equipos pueden tener acceso a ella posteriormente.

“No teníamos hasta ahora datos que nos dieran continuidad desde el momento del impacto hasta que el piloto llega al hospital”, explica Van der Merwe. Se trata por tanto de monitorizarle desde el primer momento del accidente. Primero, recogiendo información para verificar las posibles consecuencias en el proceso respiratorio y, por tanto, el contenido de oxígeno en sangre. Información en tiempo real importante para las primeras atenciones en caso de haber sufrido lesiones o por perder el conocimiento, datos vitales en el ejemplo de Sainz en Sochi. Con la información enviada desde las manos y guantes del piloto, los servicios de rescate podrían haber acelerado más si cabo su respuesta ante el conocimiento de potenciales problemas físicos.

Aplicaciones más allá de la F1

Varios pilotos y equipos probaron los guantes en el pasado Gran Premio de Hungria. Marcas suministradoras habituales de material como Alpinestars, Sparco, OMP o Puma han estado trabajando en colaboración con la FIA para integrar los sensores en sus gamas de guantes que serán utilizadas desde la presente temporada. La FIA tiene previsto extender su uso a otras categorías en el futuro.

Los parámetros actuales y futuros también servirán para monitorizar el rendimiento físico del piloto en acción y mejorar así su preparación. Silban Biometrics considera que será posible extender esta tecnología a entornos profesionales complejos y con sujetos en movimiento bajo condiciones extremas (bomberos). O a otros entornos deportivos, como escaladores de alta montaña, por ejemplo, para monitorizar su rendimiento y estado físico. Con el creciente uso de los 'wearables' de gran consumo, no resulta descabellado pensar que algún día, al igual que el creciente uso de las actuales pulseras y relojes de muñeca, la tecnología de este sistema podría empezar con los pilotos de Fórmula 1 hasta llegar a controlar la salud de cualquier persona.

Fuente: El Confidencial