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Todo listo para el Mundial de atletismo que despedirá al legendario Usain Bolt

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El atletismo será muy diferente después del Mundial de Londres que se inaugura este viernes, una cita que despedirá al hombre más rápido del planeta, Usain Bolt, especialista en sumar oros y cuya soberbia personalidad ha ensalzado la espectacularidad y el protagonismo del deporte fundador del movimiento olímpico.

A sus 30 años, Bolt decidió sólo correr los 100 metros y el relevo 4x100, por estrategia o por temor los 200 metros, su prueba favorita, la verá desde la tribuna.

Las máximas estrellas se reunirán en la cita cumbre del año. Los fanáticos desbordan de ansiedad en Londres: ya se vendieron más de 660.000 entradas, lo que convierte a éste en el Mundial de atletismo más grande de la historia. 

Los ejecutivos de las principales empresas de indumentaria deportiva ya se relamen pensando en cada triunfo de aquellos deportistas que llevarán su logo en el pecho y cuyas victorias aumentarán en siete cifras los valores de las marcas. Y sin embargo, todo eso -y todos ellos- estarán a la sombra de un hombre: Usain Bolt, el más rápido, el que empezará a decirle adiós a la actividad que lo llevó a la gloria y lo puso en el Olimpo del deporte para siempre. Al cabo, será el último torneo del dueño de nueve de los 30 mejores tiempos en los 100 metros. Y el único de esa triple decena que jamás falló una prueba antidóping.

Los récords son una marca registrada para Bolt, que se ha autoproclamado como "el más grande" de la historia. Sin embargo, no son lo que más le importa. Lo explicó en un momento muy particular, justo después de batir el mejor tiempo en los 100 con sus 9s72 de Nueva York 2008, antes de lograr sus primeras medallas olímpicas. "El récord no significará nada si no gano el oro en Beijing -dijo entonces-. Si alguien viene mañana y corre más rápido que yo, ya está, dejé de ser el más rápido en la tierra. Pero si soy campeón olímpico, todos deberán esperar cuatro años para alcanzarme". Con apenas 21 años, tenía las cosas bastante claras.

Vale un detalle de aquella pequeña gesta, visto lo conseguido luego por el jamaiquino: la crónica del Independent británico, en la que el autor, Mike Rowbottom, aseguraba que "el récord lo estableció un atleta que no arranca bien, que desacelera antes de la llegada y que ni siquiera parece tomarse la carrera en serio. ¿Quién sabe lo que pueda lograr Usain Bolt cuando se encargue de todo eso a la vez?".

Los 100 metros, claro, son la prueba emblema de la velocidad, pero sabido es que "El Rayo" siempre disfrutó más los 200. Esta vez, sin embargo, no los correrá. Hoy saldrá a la pista del Estadio Olímpico para disputar una serie del hectómetro y mañana será el turno de las semifinales y la final. ¿Qué espera que digan luego los diarios alrededor del mundo? Lo explica el propio atleta: "Usain Bolt se retiró invencible en las pruebas individuales". Y agrega: "Me quedarán las postas y con ellas nunca se sabe. Pero para mí ese sería el mejor titular: invencible e imparable".

También, claro, se le consultó por una situación que sería casi inverosímil a esta altura: una potencial derrota. ¿Podría repensar el retiro si se queda con las ganas? Con la confianza que le han dado los años y las evidencias que ya forman parte de los libros, responde a su estilo: "Muchachos, saben que si me presento a una carrera es porque estoy convencido al 100 por ciento. (La derrota) no ocurrirá, así que no tendremos ese problema".

Bolt es mucho más que un colectivo de larga distancia repleto de récords -es dueño de los de los 100, 200 y 4x100 metros-, títulos mundiales (11) y medallas olímpicas (8). He allí una gran razón de su reconocimiento: es un tipo que aprendió a regocijarse con el deporte y a ofrecer un espectáculo que excede lo que hace sobre la pista. Antes y después de esos efímeros casi 10, 20 o 50 segundos -dependiendo de la competencia- en que se desplaza por su andarivel, por lo general con destino de medalla dorada, conduce su propio show, embebido en el carisma y la desfachatez, imán de chicos y grandes, esperanza de un pueblo y muchas veces voz de los sin voz. Por eso está entre los más conocidos del mundo. Incluso aquellos que no saben lo que es una garrocha o un martillo, o en qué consiste el triple salto, saben de las hazañas de Usain.

Su atracción es tal que para las empresas es una mina de oro, lo que le permite ser el único atleta entre los 100 deportistas que más dinero cobran en el mundo, según la revista Forbes. Vale un dato para ejemplificar su ascendencia entre las marcas: si se ordena el centenar de acuerdo a ganancias por contratos con clubes o triunfos en sus disciplinas, el velocista está en el puesto 99: apenas gana 2,2 millones de dólares por año. Pero por ser la cara de diversas compañías se lleva 32,2 millones cada temporada; en el ránking de acuerdo a ingresos de ese linaje, se ubica noveno. Encima, Bolt ni siquiera recibe dinero del gobierno de su país por cada medalla que gana, como ocurre con atletas de gran parte del resto del mundo.

¿Qué le deparará el futuro al mejor y más grande de la historia en lo suyo? Por lo pronto, dos decisiones seguras y una que no depende de él: disfrutar del atletismo sin competir y viajar, pero no sin rumbo ni motivo; y... jugar en Manchester United. "Estoy esperando la llamada de José Mourinho", dice entre risas.

Además, después de algunas conversaciones con Sebastian Coe, presidente de la IAAF, Bolt tomó una decisión: "Viajar por el mundo e inspirar a los chicos, contarles las cosas que me han pasado en mi trayectoria. Sería genial poder ir a distintos rincones del mundo y lograr que la gente se acerque al deporte".

Lo ha hecho casi sin darse cuenta. Y cuando suene el último disparo de salida, el sábado 12 en la posta 4x100, comenzará a escribirse la parte final de su inmensa historia.

Fuente: Diario El Clarín