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Mick Schumacher a dos pasos de la Fórmula 1

Mick Schumacher

No es fácil ser el hijo del mejor piloto (por números) de la historia de la Fórmula 1. Sin embargo, la presión a la que está sometido Mick Schumacher, especialmente desde el accidente que ha postrado a su padre en una cama, no ha hecho mella en él, sino todo lo contrario: le han servido de motivación para crecer.

El heredero del trono de ‘Schumi’ está a dos pasos de la Fórmula 1. Casi literalmente. El piloto alemán será uno de los corredores del equipo Prema en la F3 Europea, una de las competiciones que más alegrías le ha dado a la reciente historia del automovilismo mundial, con talentos como Max Verstappen, Esteban Ocon o el más reciente Lance Stroll, que acaba de debutar en la competición. Este último es el vigente campeón de la competición, y es quien le ha dejado el coche de una de las estructuras más potentes de las llamadas ‘fórmulas de promoción’. Aunque del hoy piloto de Williams no se espera mucho (ha copado más líneas por sus accidentes que por sus logros en el poco tiempo que lleva en el Gran Circo), en torno a Mick Jr. sí que se ha creado una enorme expectación.

La semana pasada, Mick se montó en el monoplaza con el que buscará ganarse su nombre propio en la competición automovilística. Como ha logrado Carlos Sainz, él también quiere despegarse de la sombra de su padre y ganarse el respeto de sus rivales y compañeros en la pista, y no sólo porque la genética le obligue a ser uno de los mejores. No sería el primer hijo de piloto que no triunfa en la Fórmula 1, y no pasaría nada, pero él no rehúye esa responsabilidad, sino que la abraza con orgullo.

El accidente de su padre le hizo replantearse muchas cosas. Al principio no le gustaba eso de crecer en casa de uno de esos deportistas que cambian la historia para siempre, que trascienden las cifras de sus récords y por eso comenzó su carrera deportiva usando el apellido materno. Desde 2008, cuando empezó en el karting, se le conocía como Mick Betsch. Todo cambió el 29 de diciembre de 2013. Ver las muestras de cariño, las lágrimas y el apoyo unánime de todo el mundo le hizo sentirse orgulloso de su estirpe, de un legado que le colocaba en el foco de atención de toda Alemania, primero, y de todo el mundo del motor. Por eso, decidió que iba a dar el salto como Mick Schumacher. Ser ‘Junior’ no fue una losa, sino un impulso.

No ha sido hasta hace unos días, en el Red Bull Ring, cuando ha hablado por primera vez en público de Michael. “Mi padre es mi ídolo, mi modelo a seguir, simplemente porque es el mejor”, dijo con orgullo al canal alemán RTL sin temor, casi con el ligero desdén aristocrático de quien se sabe superior por haber nacido en una familia con sangre azul. Ya no tiene miedo de que le miren, que cuchicheen cuando le ven pasar. Con los años el parecido con el mítico ‘kaiser’ es innegable, y Mick no se oculta tras una gorra o un abrigo con cuello alto como hacía cuando era pequeño. Ahora saca pecho, y devuelve la mirada y la sonrisa.

Mick Schumacher Jr. tiene su objetivo muy claro: “llegar a ser campeón del mundo de Fórmula 1”. Para eso está trabajando, y para eso ha comenzado a labrar su propio camino. Ese camino ya le ha llevado al borde de la meta. Exactamente está a dos pasos: estrenarse en la F3 y conquistarla. En cuanto lo logre, las puertas del Gran Circo se le abrirán de par en par.

Fuente: sportyou.es