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Navas y El Real Madrid se medirán al Bayern Múnich en cuartos de final de la Champions

La serie se abre en Alemnia y se cierra en España
En otra final adelantada el Barcelona enfrentará a la Juventus 

Este viernes se realizó el sorteo para conocer los emparejamientos de los cuartos de final de la Champions League y el Real Madrid, equipo donde milita el costarricense Keylor Navas, se enfrentará al Bayern Múnich. Las otras series son: Barcelona-Juventus, Atlético de Madrid- Leicester y Borussia Dortmund-Mónaco. 

Los duelos de ida se jugarán el 11-12 de abril y la vuelta, el 18-19 del mismo mes.

En el caso del Real Madrid, campeón defensor, abre la serie en Alemania y cerrará en el Santiago Bernabéu. 

Para el técnico del Bayern, Carlo Ancelotti, será un partido especial ya que hace no mucho era técnico del Madrid en donde tenía como asistente a Zidane, actual estratega merengue. 

Emilio Butragueño, directivo del conjunto blanco, ha lamentado el rival que tendrá que asumir el Real Madrid, pero es también el Bayern el que debe temer a los madridistas. "Es uno de los peores rivales que nos podía tocar, pero también para ellos. Ancelotti nos conoce muy bien y sabemos la dificultad que vamos a tener. Es un gran club con jugadores de primer nivel en todos los puestos. El segunda partido en casa te da una 'ligerita' ventaja pero 20 minutos buenos del Bayern en su casa pueden ser mortales", explicó el ex jugador tras el sorteo. 

CUARTOS DE FINAL 

Ida:

Martes 11 abril:

Borussia Dortmund (GER) - Mónaco (FRA)

Juventus (ITA) - Barcelona (ESP)

Miércoles 12 abril:

Atlético de Madrid (ESP) - Leicester City (ING)

Bayern Múnich (GER) - Real Madrid (ESP)

Vuelta:

Martes 18 abril:

Leicester City (ING) - Alético de Madrid (ESP)

Real Madrid (ESP) - Bayern Múnich (ALE)

Miércoles 19 abril:

Mónaco (FRA) - Borussia Dortmund (ALE)

Barcelona (ESP) - Juventus (ITA)

Análisis de los cuartos de final por el Diario El País de España  

REAL MADRID VS BAYERN MÚNICH 

No guarda el Real Madrid un mal recuerdo del Bayern. A pesar de que el equipo alemán ha sido históricamente una roca para los blancos, el último cruce se resolvió con una exhibición del equipo español, que después de ganar en la ida, en el Bernabéu (1-0), avasalló a los alemanes en Múnich con una goleada por 0-4. Entonces estaba en el banquillo del Madrid el técnico Carlo Ancelotti, quien, precisamente, dirige ahora el destino del gigante bávaro. Ahora se miden precisamente Ancelotti contra Zidane, su antiguo alumno.

Será la undécima eliminatoria entre ambos y el Bayern transita en estos momentos por un proceso de transición. De las constantes variedades e improvisaciones de Guardiola a la rigidez táctica de Ancelotti. A partir del 4-3-3, el técnico de Santpedor no paraba de buscar variantes: sus laterales que hacían de interiores y los volantes en laderos de Lewandowski; los extremos, siempre fijos para abrir el campo. El italiano, en cambio, apuesta por un sistema más convencional.

Se aferra al 4-2-3-1 y da más libertad táctica a sus jugadores. Cambia, eso sí, de intérpretes según la ocasión. Cuando el duelo se avecina más duro, Ancelotti planta un doble pivote agresivo con Xabi Alonso y Vidal y libera a Thiago como mediapunta. En cambio, cuando el rival es más asequible para el potencial del tótem alemán, el exazulgrana pasa a jugar en el ecuador y deja su lugar a Müller.

En el ataque no hay dudas: Lewandowski se planta de 9, con Robben y Douglas Costa de extremos. En la zaga, Lahm, Javi Martínez, Hummels y Alaba, siempre contenidos por Neuer. En la Bundelisga marcha a paso firme. Va líder a 10 puntos de su perseguidor, el Red Bull Leipzig. Rumbo a su quinta liga consecutiva, el Bayern de Ancelotti quiere conquistar su sexta Champions, será la cuarta del italiano, que ya levantó dos con el Milán (2002-2003 y 2006-2007) y una con el Madrid (2013-2014).

BARCELONA VS JUVENTUS 

Después de purgar sus culpas en la Serie B, la Juventus, la dueña del Calcio, necesitó de un periodo de adaptación para volver a su rutina. Lleva cinco scudetti consecutivos y ya enfila el sexto, marcha líder en la Serie A, con 70 puntos, a ocho del Roma. Antonio Conte, hoy en el Chelsea, sentó las bases de un equipo al que nadie le puede toser en Italia y que, ahora con Massimiliano Allegri en el banquillo, quiere volver a conquistar Europa. En su camino aparece el Barcelona. Otra vez. Como en la final de la temporada 2014-2015, La Vecchia Signora es el obstáculo del equipo de Luis Enrique. El Barça del tridente se coronó ante La Juve en Berlín (3-1). Pentacampeón de Europa, se alzó como el único equipo en conquistar por segunda vez el tridente.

Aunque cambió de intérpretes, la Juve mantiene el mismo guion de juego con el que alcanzó la final de la Champions hace dos temporadas. Aunque hoy, en su once ideal, solo quedan tres sobrevivientes de la final de Berlín: Buffon, Bonucci y Chiellini. La vieja guardia de la Juve, un seguro en la zaga, que solo ha encajado dos goles en esta edición de la Champions, ambos en la fase de grupos ante el Lyon y el Sevilla. Del centro del campo para arriba, en cambio, Allegri cuenta con todos nombres nuevos. La dirección deportiva del cuadro de Turín hace un trabajo formidable en cada ventana de fichajes. Vende y compra bien. Y nunca pierde fuerza, todo lo contrario. En el último verano, traspasó a Pogba al United por 120 millones de euros, cifra récord en el fútbol.

Y, para compensar la salida del francés, le birló al Nápoles a su jugador estrella: Gonzalo Higuaín. El Pipita respondió con goles, lleva tres en la Champions, 23 con la camiseta de la Juventus. Al exatacante del Madrid lo arropan la juventud y el talento de Paulo Dybala, la experiencia y agresividad de Mandzukić, que lo convencieron para jugar de extremo izquierdo, y el vértigo de Cuadrado por la derecha. Cuatro puñales en ataque, que son custodiados por el doble pivote que forman Khedira y Pjanic. Se reencontrará el Barcelona con un viejo conocido: Dani Alves. Después de ocho temporadas en el Camp Nou, el brasileño se mudó a Italia. Alves domina el lateral derecho, mientras que su compatriota Alex Sandro hace lo propio en el izquierdo. Pero el Alves con sus excompañeros no será el único reencuentro en la eliminatoria. Luis Suárez se las verá de nuevo con Chiellini, el central al que mordió en el último Mundial de Brasil y por el que estuvo sancionado cuatro meses y nueve partidos con su selección. 

“Es interesante enfrentar ahora al Barça para ver en qué nivel estamos”, aseguró Pavel Nedved, vicepresidente del cuadro italiano. “Estamos en una buena dinámica y con la moral por las nubes”, contestó el vicepresidente deportivo del Barcelona, Jordi Mestre. La ida se jugará en 11 de abril en el Juventus Stadium, un fortín donde el equipo de Allegri acumula 46 partidos sin perder; la vuelta, en el Camp Nou el 19.

La Juve y el Barça se verán las caras por novena vez. Antes de la final de Berlín, se habían cruzado en las semifinales de la Champions en la temporada 2002-2003. Tras firmar tablas en Italia (1-1), el Barça cayó en el Camp Nou (1-2). En el feudo azulgrana el partido también finalizó con empate a uno y, en la prórroga, el delantero uruguayo Zalayeta marcó el gol de triunfo que metió al conjunto bianconero en la final en Manchester (cayó contra el Milán por penaltis). Antes ya se habían visto las caras en la Recopa de Europa del curso 1990-1991. El Barcelona de Cruyff venció a la Vecchia Signora en las semifinales y luego perdió contra el Manchester United en la final. El primer duelo entre el Barça y la Juve fue en los cuartos de final de la Copa de Europa de 1985-1986. El Barça venció al equipo de Turín y alcanzó la final. Pero, en el partido decisivo en Sevilla, el Barça de Terry Venables perdió en la tanda de penaltis contra el Steaua de Bucarest, era la segunda vez que la Copa de Europa se le atragantaba al Barça. La primera, en 1961. Hubo una tercera en Atenas 1994.

Después de Berlín, la Juve quiere revancha frente al Barcelona, en su búsqueda de conquistar Europa.

LEICESTER VS ATLÉTICO 

La machada del Leicester en el curso anterior, con jugadores anónimos y un fútbol rácano pero extremadamente efectivo, no tiene parangón. Con un presupuesto famélico en comparación con las grandes potencias del balón en la isla, Claudio Ranieri fue capaz de conquistar la Premier League frente al pasmo y reconocimiento generalizado. Pero eso fue el año pasado.

Jugar en la élite le pasó factura al equipo inglés, rival del Atlético en los cuartos de la Champions, y sobre todo al técnico italiano, despedido hace un mes por los malos resultados y ante la incredulidad del planeta fútbol. Pero el movimiento del banquillo ha revolucionado al equipo, hasta el punto de que con Shakespeare suman tres encuentros y tres victorias, lo que le ha sacado de la zona de descenso –están a tres puntos de la quema- y ya han pisado los cuartos de la Champions tras apear al Sevilla.

Sin títulos europeos, la trayectoria internacional del equipo hasta la fecha se resumía rápido, con dos participaciones en la UEFA y otra en la Recopa, todas las veces apeado en la primera ronda. Pero con su contundencia defensiva y su fútbol directo, con un 4-4-2 a la vieja usanza, ha logrado poner su nombre en Europa en esta temporada.

Schmeichel –hijo del otrora guardameta del United- está bajo los palos y fue el héroe ante el Sevilla porque paró dos penaltis (uno en cada encuentro); Simpson y Fuch cierran los costados de la retaguardia al tiempo que Morgan y Huth abrochan por dentro. Drinkwater y Ndidi son el pulmón, medios de área a área, bien escoltados por los costados por el talentoso Mahrez y el incansable Albrighton. Arriba Okazaki y sobre todo Vardy –pichichi en la temporada pasada que pasó por un periodo de lo más árido en este ejercicio- ponen el colmillo.

Ahora se topará con el Atlético, al que se ha enfrentado previamente en otras dos ocasiones. La primera en la Recopa, en la temporada 1961-1962, y la segunda en la Copa de la UEFA, en la 1997-1998. El cuadro inglés nunca le ha vencido a los rojiblancos: tres triunfos y un empate a favor de estos últimos.

BORUSSIA DORTMUND VS MÓNACO 

La marcha de Klopp en 2015 pareció una estocada definitiva para el Dortmund, equipo que había logrado conjugar su pasión por el contragolpe con una presión asfixiante, conjunto capaz de noquear, por ejemplo, en la semifinales de 2013 al Madrid con un cacareado póker de Lewandowski. La llegada de Tomas Tuchel al banquillo, sin embargo, ha reafirmado sus ráices y enriquecido el fútbol del Borussia, capaz de mezclar la vertiginosidad y la paciencia en el ataque, siempre con prisas y buen gusto para la composición del fútbol. Un rival superlativo para el Mónaco.

Sus laureles hablan por sí solos: ocho Bundesligas, tres Copas de Alemania, cinco Supercopas a nivel nacional; y a nivel internacional, una Recopa de Europa (en 1966 para coronarle como el primer club alemán en ganar un título internacional), una Liga de Campeones (en 1997 tras vencer a la Juve), y una Copa Intercontinental en 1997. Un grande de Alemania que se ha atornillado como el gran rival de la época del Bayern, el club todopoderoso que gobierna desde siempre por su capacidad económica y su política de fichar a los mejores jugadores rivales. Fueron en su momento el Moenchengladbach, el Colonia y el Hamburgo, además del Werder Bremen, los rivales replicones. Pero desde hace tiempo que es el Dortmund la alternativa, el equipo de fútbol alegre que trató sin demasiado éxito poner en entredicho al Bayern de Pep Guardiola antes y al de Carlo Ancelotti ahora.

La artimaña del Bayern, que le ha quitado en los últimos cursos al propio Lewandowski, Hummels y un Götze que regresó tras su fracasado intento, no ha debilitado tanto al club Die Borussen, que siempre encuentra perlas en el mercado y que con los mimbres de jóvenes que tiene parece tener un billete de éxito para el futuro. Así, futbolistas como talentoso Pulisic, el efervescente Emre Mor y el potente Dembélé aseguran la continuidad del proyecto dirigido por un Tuchel que, a imagen y semejanza de su amigo Guardiola, entiende los sistemas como posición de partida de los futbolistas, rada rígidos porque el cambio de posiciones enriquece su juego. Así, ha probado defensa de tres –que es el sistema que más aplica ahora-, el 4-3-3, el 4-1-4-1, el 4-2-3-1… Aunque sí tiene un equipo base. Burki está bajo los palos, un portero que mejora a cada partido; en el eje de la zaga ordena Papastathopoulos (o Ginter) y a sus lados abrigan el lateral Piszczek y el exazulgrana Bartra; en la medular el criterio y la circulación de la pelota pasa por la frontera Weigl, escudado por el infatigable Castro; en las bandas se subrayan Durm y Guerreiro; y en la mediapunta se remarcan Dembelé y Reus (también Pulisic entra con fuerza en el equipo); y los goles y las carreras llegan por cuenta del galgo Aubameyang, un velocista con botas pretendido por medio mundo y que continúa como pichichi de la Bundesliga con 22 goles (Lewandowski tiene uno menos).

El Mónaco recupera su nombre

Entre los coches de lujo y las mansiones prohibitivas para casi cualquier bolsillo, entre el afamado casino y la transitada ópera, entre las tiendas con las marcas más reputadas y los muchos deportistas afincados por las ventajas fiscales, se encuentra el Estade Louis II, el ya viejo campo del Mónaco que sin embargo reverdece sus ilusiones en esta temporada, líder en la Ligue 1 (con tres puntos de ventaja sobre el PSG) y en cuartos de final contra el Borussia Dortmund. Han pasado una larga travesía de penurias deportivas y anonimato, pero el equipo monegasco tiene deudas pendientes en Europa y tras apear al poderoso Manchester City en la ronda anterior, las ilusiones del Principado se han disparado.

En la década de los 80, bajo el mandato de Arsène Wenger, el club cobró color y forma, también prestigio hasta el punto de que jugadores universales vistieron su camiseta (Weah, Klinsmann, Djorkaeff, Thuram, Henry…) e impusieron su ley en Francia. En Europa, lograron disputar la final de la Recopa (1992) –cayeron ante el Werder Bremen del goleador Klaus Allofs-, y tras una década, ya con Didier Deschamps en el banquillo, lograron su mayor gesta al plantarse en la final de la Copa de Europa tras noquear al Real Madrid –recordadas eran las carrera de Evra y Rothen por la izquierda, los quiebros de Giuly y los remates de Morientes y Givet o Adebayor-, pero volvieron a quedarse a las puertas de la gloria al caer frente al Oporto de Mourinho y futbolistas para el recuerdo como Deco y Carvalho.

Después de subrayarse en Europa y gobernar en la Ligue 1, sin embargo, el equipo cayó en el trajín de los fichajes y ventas sin sentido, en una crisis de identidad que le hizo darse de bruces con la realidad en 2011, momento en el que el equipo descendió de categoría. Meses más tarde, la llegada del presidente Dmitry Rybolovlev recuperó el fluir del dinero por las arcas del club –compró el 66% de las acciones de la entidad tras negociar con el príncipe Alberto- y tras dos años en las catacumbas regresaron a Primera. Poco a poco, con fichajes de renombre pero también con incorporaciones talentosas y hasta ascensiones del filial, el equipo cuajó y ahora mira a todos por debajo en la Ligue 1. Su éxito en Europa, su triunfo sobre el City en duelos tan eléctricos como ofensivos, le pone de nuevo en el escaparate del balón.

Con Jardim en el banquillo, el Mónaco se expresa con su exuberancia física pero también con su buen hacer con los pies, habitualmente bajo el 4-4-2. Con guantes juega Subasic, que se está ganando un nombre; en las bandas se subrayan los laterales más que ofensivos Sidibe y Mendy (uno de los mejores del curso a nivel mundial, sin dudas), bien dirigidos por Glik y Jemerson, capataces de la línea. En el centro suelen ser Bakayoko y Fabinho los que corren por tres o cuatro, físicos y altos, máquinas inmunes al desaliento. Les flanquean el fino y estilista Bernardo Silva y el eléctrico Lemar, siempre con la opción de Moutinho de recambio. Arriba, Germain empezó con fuerza pero se ha visto superado por dos eclosiones: Falcao, que ha recuperado su fútbol tras años a la deriva por culpa de las lesiones; y el joven Mbappé, sosías de Henry que ya está llamando a la puerta de la selección francesa y que poco durará en el Principado.

Ahora se bate con el Dormund, un rival que no conoce en la máxima competición europea. Un duelo no apto para cardíacos.