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¿Por qué se distanciaron Luis Enrique y Robert Moreno?

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Luis Enrique, ya se sabe a estas alturas, vuelve a la selección para recuperar su cargo y Robert Moreno, también se sabe ya, deja de ser el entrenador de España, titulares asépticos e informativos que esconden detrás una telenovela impresionante y que tienen en llamas a la Federación Española de Fútbol, demasiado acostumbrada en estos tiempos a ser noticia por culebrones de sobremesa.

Regresa el asturiano a la Ciudad del Fútbol de Las Rozas y se va por la puerta de atrás quien fue su segundo y su íntimo amigo, una relación muy deteriorada por varios factores cuyas consecuencias han sido devastadoras y con cientos de dudas aún por resolver.

Para entender cómo se han sucedido los acontecimientos, es apropiado contextualizar y tratar de hacer un relato más o menos sencillo de los hechos. Ayer, Luis Rubiales y José Francisco Molina atendieron a los medios en la sede de la Federación durante una hora y media y vinieron a decir que era Moreno quien forzó la situación, que él ya sabía que si Luis Enrique quería volver iba a hacerlo porque a ese acuerdo se llegó el 19 de junio y que el asturiano tendrá contrato hasta el Mundial de Qatar de 2022. «Me comprometí públicamente a que si Luis Enrique quería volver tenía las puertas abiertas y cada vez que me han preguntado hemos actuado igual. Nadie se puede sentir engañado. Transparencia y rigor», justificó Rubiales en un discurso inicial de casi diez minutos en donde quiso, ante todo, poner a buen recaudo la imagen de la organización que preside después de la esperpéntica noche del lunes en el Wanda Metropolitano. Siguió hablando el mandamás de manera cronológica y se detuvo en un punto importante, sus tres charlas con el seleccionador repescado. «Hemos hablado en tres ocasiones con Luis Enrique desde la muerte de su hija. La primera el 29 de agosto (día en el que murió la pequeña Xana), que le di el pésame; volvimos a hablar en una reunión a finales de octubre (el día 31, en Zaragoza) y volví a hacerlo ayer».

En ese ayer, que es el lunes, Rubiales le ofrece a Luis Enrique regresar de inmediato porque Moreno le ha enviado un mensaje muy claro. «Quiero acordar mi salida y no ser un impedimento para la vuelta de Luis Enrique», desveló el presidente sin rubores. ¿Por qué se quiere ir si era el segundo de Luis Enrique, si era su amigo personal y si el 3 de septiembre, en su primera lista como técnico titular, dijo que no tendría problemas en dar un paso al lado en el caso de que Luis Enrique quisiera regresar?

Es obvio que hay un conflicto grave en el matrimonio Luis Enrique-Robert Moreno y se remonta a varios meses atrás. Al parecer, al asturiano hubo cosas de su colega que no le gustaron nada cuando le suplió de manera interina mientras él estaba centrado en la enfermedad de su hija pequeña, una fatalidad que aún no había trascendido. Pese a todo, Moreno envió ese mensaje de cordialidad en septiembre y también se acordó de su exjefe cuando se logró la clasificación para la Eurocopa en Suecia, pero las relaciones ya estaban rotas. Por ese motivo, quién sabe si por alguna rencilla más en temas personales, Luis Enrique, en la cita que mantiene el 31 de octubre en Zaragoza con Rubiales y Molina, confirma su deseo de recuperar su trabajo con una condición: no tener a Moreno en el equipo, ni como segundo ni como nada. Tanto el uno como el otro, cuando atiendan a los medios, deberán explicar muy bien qué pasó entre ellos.

La elección de Moreno

Se deduce, con bastantes elementos en la mano, que Rubiales optó en su día por Moreno por una cuestión de practicidad. Si Luis Enrique, después del durísimo golpe que le había dado la vida, recobraba las ganas de entrenar, volvería a Las Rozas, y para ello lo mejor era que estuviera Moreno para que se produjera el cambio de orden sin traumas. Es decir, fichar a un Marcelino o a Quique Setién, por poner ejemplos al aire, era absurdo porque después, si se daba el caso, no se podía prescindir de ellos así como así. «Cuando presentamos a Robert no fue a un seleccionador de temporada, era el que iba a ir a la Eurocopa salvo que Luis Enrique quisiese volver. Las cuestiones entre ellos son cuestiones en las que no podemos entrar. Ahora vuelve el líder y tendrá que decidir su equipo. Hemos dado la cara y cumplido nuestra palabra».

Con todo, Luis Enrique habló con Moreno para informarle sobre la situación y este fue quien puso sobre la pista a la Federación. Ya intuía, claro, que sus horas estaban contadas, pero, por lo que sea, se metió tanto en el papel que se imaginó de verdad en la Eurocopa de 2020. El lunes, en el Wanda, Moreno recibió en el vestuario la confirmación por parte de Molina y entró en cólera, enfadadísimo porque le habían quitado el caramelo. Fue imposible hacerle entrar en razón y se negó a atender a los medios de comunicación, protagonizando alguna que otra palabra desagradable y fuera de tono. De momento, y hasta que no se resuelva su liquidación, no hablará, pero su testamento es capital. Ayer, revelaron Molina y Rubiales, estaba citado en Las Rozas a las 10 de la mañana, pero tampoco se presentó y envió a dos abogados para negociar. Según ha podido saber ABC, su finiquito es de 500.000 euros, pero él pide un poco más. Por cierto, Moreno, el domingo, exige que se le ratifique y el lunes es cuando presenta esa especie de dimisión.

En Las Rozas hay cierta tristeza por este desenlace porque consideran que Moreno ha hecho un gran trabajo, aunque también respiran por el regreso de Luis Enrique, con mucho más nombre y experiencia al que se le espera con los brazos abiertos. Aún no se sabe cuándo será.