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Darío Conca, el futbolista argentino que llegó a ser uno de los cinco mejores pagados del mundo

Darío Conca (Gran Pacheco, Argentina, 36 años). “Nadie es profeta en su tierra”, podría decirse sobre su carrera tras 584 partidos como profesional y 151 goles. Su zurda no fue un cuento chino, pese a que nunca fuera llamado por la Albiceleste ni tuviera oferta alguna en Europa.

Su carrera es el ejemplo de que la visión eurocentrista no siempre triunfa. Darío Conca representa en China lo que David Beckham en el mundo.

En 2011 era el quinto futbolista mejor pagado del mundo. Se codeaba económicamente con Messi y Cristiano Ronaldo cuando fichó por el Guangzhou Evergrande. Abrió el camino para que luego vinieran cracks como Anelka, Drogba, Robinho, Oscar, Tévez, Lucas Barrios, Paulinho, Keita, Kanouté, Lavezzi, Hulk, Jackson Martínez o Carrasco. Hoy a nadie le extraña que los europeos o sudamericanos vayan a hacer caja a China. Darío Conca fue el primero e hizo carrera. Disputó 99 partidos y anotó 54 goles con el Guangzhou Evergrande (2011-13) y jugó 54 encuentros y marcó 15 dianas con el Shanghai SIPG (2015-16).

La intrahistoria de su llegada al fútbol viene por su exitosa trayectoria en el fútbol brasileño. En 2010 fue elegido el mejor futbolista del Brasileirao. El razonamiento del dueño del Guangzhou Evergrande para traerle fue el siguiente: “Si en Brasil es el sitio del mundo donde mejor se juega al fútbol, sólo tenemos que traer al mejor futbolista de la Liga para crecer”. Y así pagaron 8 millones de euros por él y le pagaron 10,6M€ por temporada. Hoy en AS contamos la historia de Darío Conca que pasó además por Tigre, River Plate, Universidad Católica, Rosario Central, Vasco da Gama, Flamengo y Austin Bold.

 

¿Cuál es su motivo que le trae a España?

Tenemos un proyecto relacionado con el fútbol en China. La vida es algo más que dinero y son motivaciones. Sabes que en algunos proyectos vas a ganar dinero y en otros no tanto. Podía quedarme en mi casa aprovechando todo lo que conseguí o seguir buscando motivaciones. Y en eso estamos, en entregarnos al 100% a este proyecto relacionado con los futbolines y llevar mi imagen a China, que es el país que conozco. También me he formado para poder entrenar. Busco y sueño con una oportunidad en el futuro.

¿Por qué no pasó por Europa?

No tuve la oportunidad. Es el deseo de muchos jugadores pasar por Europa. Me tocó hacer una gran carrera. Es normal que la gente piense que si no pasas por acá, no vales. No tuve propuestas concretas para ir a Europa. Estuve esperando un tiempo y luego vino la propuesta de China. No me arrepiento de esta situación. Abres la mente a otra cultura y al final mis dos hijos nacieron en China.

 

¿Dónde vive su familia?

En Miami. Tenemos contacto y buenas relaciones con China. Aparte de todo lo que uno puede ganar como futbolista, eso te sirve para seguir adelante.

¿Habla chino?

Hola, adiós y gracias (risas).

Empezó en River Plate con Pellegrini…

 

Sí, en 2002 hice una pretemporada con él. Mi debut en Primera División fue con él. Es un excelente profesional. Pellegrini es un ejemplo como persona y educación en el fútbol. Fue un padre no sólo para mí sino para todos. Nos enseñó mucho a respetar y que en el fútbol hay que respetar. Se merece todo lo que ha conseguido.

Luego pasó a la Universidad Católica de Chile y dejó un buen recuerdo.

Fui para Chile porque tenía un problema personal en Buenos Aires. Había perdido a mí papá. Luego me fui a entrenar con el segundo equipo de River y la Universidad Católica me recomendó. Me llegó la oportunidad. Pellegrini sabía que me iba a hacer bien a mí y al club. Católica pudimos tomar un título, semifinalista de la Copa Sudamericana. Ahí es donde me sentí libre para jugar. Estuve dos años sintiéndome titular. Renové las energías.

¿Se liberó de la presión que despertó en Argentina?

A algunos les pasa lo contrario. A mí me dieron la oportunidad pero no estaba preparado. Sambuesa que era el siguiente que venía era suplente y le dieron la oportunidad y estaba preparado. Yo necesitaba un lugar más tranquilo, donde no tuviera que demostrar ni competir con jugadores que volvían de Europa. No tenía lugar en su momento para mí. Fue una de las mejores decisiones de mi carrera.

¿Le superó el tren de la fama?

Es difícil. Todos te pueden decir: Cuidado, viene el dinero, viene la noche… Todo es más fácil. Entras en los lugares mucho más fácil. La gente te empieza a reconocer. Depende mucho de la familia. Si vos te crees el mejor, estás perdido. Yo tuve la suerte de que mi familia era tranquila. Yo no pensaba que era el mejor.

Usted es de los pocos argentinos queridos en Brasil, ¿no?

Ni yo pensaba que iba a ser así. Cuando me llegó la propuesta dije: “Dios, voy a Brasil donde hay una gran rivalidad y salen los mejores jugadores del mundo”. Era la oportunidad de arriesgar. Me trataron súper bien. Tuve un paso por el Vasco de Gama. Un año fantástico, a pesar de que los primeros cinco meses no jugué por lesión

¿Estaba Romario en aquel equipo?

Sí, fue cuando hizo el gol 1.000 de su carrera.

¿Cómo es Romario en las distancias cortas?

La primera vez que llegue y le veo en el vestuario me dijo: “Bienvenido, ahora eres tú quien me debe dar los pases para que yo meta goles”. Fue linda la experiencia. Verle entrenar y la cantidad de goles que hace. En ese momento que compartí vestuario con él, me di cuenta de que estaba creciendo como futbolista. Él me ayudó mucho por la forma en la que él vivía el fútbol.

 

¿Cuánto creció al lado de cracks como Romario?

Crecí en todos los sentidos. En cada partido por cómo se comporta cuando va ganando o perdiendo. Él se hacía respetar mucho. Era un ídolo de verdad.

¿Cómo definiría el fútbol brasileño a diferencia del asiático?

La pasión. En una Libertadores da igual si juegas contra el mejor o el peor. Se vive de una forma fuerte. Eso es lo que marca la gran diferencia. Vas a jugar a Argentina y juegas con el estadio lleno. La Libertadores fue una de las cosas más lindas que me tocó como futbolista. En la Libertadores ves muchas promesas que en poco van a jugar en Madrid, Barcelona…

¿Cuáles vio usted por ejemplo?

Pues en el Fluminense, por ejemplo, el primer día que vi a Thiago Silva lo vi muy claro que iba a ser un crack.

Ha tenido todo tipo de entrenadores en su carrera. Carlos Alberto Parreira (Vasco da Gama), Marcelo Lippi (Guangzhou) o Sven-Goran Eriksson (Shanghai). ¿Qué diferencias veía de conceptos?

El brasileño es más tranquilo pero te exige en el tema de atacar. En Brasil marcan la línea de cuatro en defensa con los dos laterales en la línea del mediocampo. Por eso me encantó el fútbol brasileño. No sabes contra qué equipo vas jugar porque vos sabes que los laterales te van a atacar, el mediocampo… Erikson, por ejemplo, era muy tranquilo.

¿Cómo se comunicaban?

Él hablaba todos los idiomas. Portugués, italiano, inglés, español… si no sabía una palabra, él siempre preguntaba. Después me tocó trabajar con Lippi, que fue el mejor. Cada una tiene una forma de entender el fútbol, pero son grandes profesionales todos.

Usted ha trabajado con la historia viva del fútbol…

Mire, me tocó también jugar con Deco cuando venía del Chelsea. No sabíamos si iba a jugar o no, pero en todos los sitios que iba salía campeón (risas). Y eso es lo lindo del fútbol.

¿Cómo le reciben en el Fluminense después de fichar por el eterno rival, el Flamengo?

Me recibe bien. Todos saben que al principio es un poco incómodo. Pero en Brasil es más común. La gente siempre me trató bien. En el Fluminense fueron cuatro año y medio espectaculares. Y el Flamengo se ofreció para recuperarme.

Hace años abrió una puerta que hoy es común, la del fútbol chino…

Tenía 28 años. Hoy algunos van con 24 ó 25. En su momento fui muy criticado, pero nunca me arrepentí. Me decidí ir a China porque tenía una buena propuesta económica y me demostraron todo lo que quería conseguir. Ganar atención, la Copa de Asia… Yo fui en un momento que se habló mucho del dinero. Si fuera sólo por el dinero, no habría necesitado más. Jugué 110 partidos. Aprendí fuera del campo muchísimo. Y en mi carrera di un paso importante.

 

Se puso al nivel económico de Cristiano o Messi. Tiene el cartel de millonario para los buscadores de google…

Bueno, eso es un poco lo que más se vende. Lo mismo que si hace Messi dos goles es normal. Si hacía dos o tres goles o salía campeón en China, no importaba. Había presión por el tema del dinero. Pero si me pagaban eso, lo estoy valiendo. Me entregué tanto en Fluminense que salió la oportunidad. Me tocó a mí. No era sólo por el dinero. No quería pasar necesidad después del fútbol y obviamente quería lo mejor para mis hijos. La carrera de un futbolista es muy corta y hay que aprovecharla. Y en China sabían que yo podía darle en el campo lo que ellos querían y los chinos para eso son muy buenos. Tienen mucha paciencia para crecer.

¿Sabe el dinero que tiene en su cuenta?

Sí, pero nuestra carrera es muy corta. Te acostumbras a cosas que no son para siempre. Tengo una buena vida, pero quiero seguir motivado y trabajando. La vida no sólo es dinero.

Hay futbolistas que acaban arruinados al poco de jubilarse…

Son esas cosas que son difíciles de entender mientras juega. Vas a un sitio y te pagan mucho. Vives una vida que cuando se para el fútbol, no existe más. Cada vez te sacan menos fotos y menos propuestas. Si no estudiaste y no te preparaste es muy difícil. Tuve la suerte de que me llegara esa oferta y aceptar. Ahora tengo más tranquilidad y puedo elegir las cosas que me interesan. Yo ya no tengo que pasar por eso, hacer cosas sólo por dinero.

Dejó buena impronta en China.

Me entregué al 100% y lo más profesional que pude. Siempre me cuidé, no tenía vida nocturna. Me alimentaba bien. Hasta cuando ellos me querían dejar fuera de un partido, yo quería jugar siempre. Todo lo que ellos me dieron, se lo quise devolver.

¿Qué es lo que más le chocó de la cultura china?

Primero el idioma y la cultura. Te choca un poco. Pero lo que más me impresionó es que en los entrenamientos no teníamos un lugar para nosotros. Te podías cruzar con cualquiera. Vine acá por el desafío. Si ellos estuvieran muy bien, no me habrían contratado. Cuanto más difícil es más te motivas.

 

¿Cuál es el mejor y peor y recuerdo de su carrera?

Cuando gané los premios en Brasil, porque fui campeón y jugué todos los partidos. Gané el premio a mejor jugador elegido por la afición. Y el peor recuerdo fue la final de la Libertadores que perdimos con el Fluminense en 2008.

¿Está viendo la Copa América? ¿Cómo la ve?

Difícil, como era de esperar. Todos pensábamos que Argentina y Brasil podían sacar un poco más de diferencia, pero Chile y Colombia están jugando bien. Espero que Argentina mejore. También destaco como importante que equipos como Venezuela y Perú vienen creciendo.

¿Usted va con Argentina o con Brasil?

(Risas). Yo siempre con Argentina, aunque no tuviera nunca la oportunidad de defender la camiseta de mi país. Para mí la final soñada sería Argentina-Brasil.

Fuente: Diario AS