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Manolas llega al Bernabéu tras eliminar al Barça la temporada pasada

"PARA MÍ SERÁ UN PLACER QUE LOS SEGUIDORES DEL REAL MADRID ME RECIBAN BIEN"

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Kostas Manolas terminó la noche del pasado 10 de abril solo, sentado en el banquillo del Olímpico de Roma. Recostado en la butaca, con el torso al descubierto, miraba al cielo mientras se cubría el rostro con la mano izquierda, escondiendo las lágrimas pero enseñando la emoción y la incredulidad de una hazaña insospechada.

El defensa griego, de 27 años, fue el encargado de culminarla, el héroe de una remontada histórica ante el FC Barcelona con un cabezazo en el minuto 82 que significó la eliminación de los azulgrana en los cuartos de final de la pasada Champions (3-0). Este miércoles, cinco meses después de convertirse en el verdugo de Messi y compañía, llega al Santiago Bernabéu, donde desde entonces tiene ganada la etiqueta de aliado. Tanto que su club bromeó con el recibimiento al zaguero nada más conocerse los cruces de la fase de grupos. "Esperando una ovación en pie para este hombre antes del partido en el Santiago Bernabéu", publicó el equipo italiano en su perfil de Twitter.

Manolas también aguarda el momento con expectación. "Sé que me están esperando, es lo que se oye. Para mí será un placer que los seguidores del Real Madrid me reciban bien", reconoció el central heleno en una entrevista en el diario MARCA. "¿Seguro que soy un héroe?", se preguntó: "No lo sé... hemos eliminado al Barça con un gol mío". Al chico le costó asimilar lo sucedido. Su estatuto se alteró en dos semanas. Pasó de un autogol en el 4-1 de la ida en el Camp Nou a ser la cabeza de cartel de una proeza sin precedentes en Roma. "Todavía me sigo emocionando", reconoce Manolas. Su incidencia y el sueño del equipo italiano se desvanecieron en las semifinales ante el Liverpool. La modificación táctica de Di Francesco, que colocó en Anfield una línea de tres en defensa, descolocó al griego, desbordado por Mo Salah en la goleada del conjunto inglés (5-2).

La figura de Manolas, marcada por un carácter controvertido, nunca ha pasado desapercibida. Tampoco sus cualidades, las de un central poderoso y veloz con una imponente capacidad de liderazgo. Atraído de primeras por otros deportes, como el baloncesto o el voleibol, terminó decantándose por el fútbol, deporte muy vinculado a su familia. Su tío y referente, Stelios Manolas, es uno de los jugadores más emblemáticos del AEK de Atenas, club en el que Kostas se puso en el radar de la élite. Antes, debutó como profesional con 17 años en el modesto Thrasyvoulos Fylis de su país. Fue un día agridulce para el defensa, que cometió un penalti en la derrota de su equipo. Un borrón que no impidió que solo un año después el equipo en el que había militado su tío llamase a su puerta. Fue cosa del propio Stelios, entonces director deportivo del AEK, que se llevó al zaguero por 100.000 euros.

Allí, a los 18 años, su carrera se cruzó con la de Manolo Jiménez, actual entrenador de Las Palmas. Sus condiciones sorprendieron al preparador español. "Desde el primer momento y pese a su juventud vi grandes cualidades en él. Se le veía que iba a triunfar", asegura el técnico. "Él ya era titular. Tenía unas aptitudes impresionantes en el juego aéreo, tanto defensivamente como ofensivamente, aunque es verdad que hubo que mejorarle a la hora de rematar", le define Jiménez, impresionado también por rapidez. "Era un central fuera de lo normal por la velocidad que tenía. Quizás su mayor defecto era que se atrevía a conducir mucho por dentro y eso le llevaba a cometer algunos errores, pero ha ido corrigiéndolo. Era un jugador similar a Sergio Ramos en el remate y a Varane en la carrera".

La ambición de Sergio Ramos

El entrenador español encontró en Manolas a un reflejo del Ramos que conoció en el Sevilla cuando solo tenía 17 años. "Siempre les he comparado porque, pese a que tienen diferentes condiciones físicas y técnicas, los dos eran chicos muy jóvenes con mucha personalidad y temperamento. A los dos se les vía el hambre que tenían por ser futbolistas. Son dos líderes con una ambición increíble", expone Jiménez, que nunca se olvidó del griego. Primero intentó su contratación cuando llegó al banquillo del Real Zaragoza en 2011 y también se le recomendó en varias ocasiones a Monchi para el Sevilla.

La progresión de Manolas seguiría en Grecia. El Olympiacos lo incorporó por dos millones en el verano de 2012 y dos años después daría el salto a la Roma por 13. "Es un chaval muy extrovertido, muy bromista fuera del campo, pero es verdad que en el césped se le ve siempre muy fuerte. Ahora intenta mantener mucho la concentración, algo que le fallaba cuando era joven con algún adversario que le provocaba o con el público rival. Ha trabajado mucho", considera su exentrenador.

Relacionado en los últimos años con algunos de los grandes clubes europeos, Manolas optó este verano por continuar en la Roma, donde un cabezazo le elevó a la categoría de héroe romanista al tiempo que se convirtió en el verdugo más inesperado del Barcelona. Este miércoles quien sí le espera es el Bernabéu.