Buscar en Google:

Las razones que tienen al Manchester United en crisis

Resultado de imagen de mourinho manchester united

El equipo del Manchester United, que dirige el técnico portugués Mourinho, confirmó que atraviesa un mal momento luego de perder el pasado domingo 4-0 en casa del Chelsea por la novena fecha de la Premier League. 

Mourinho ha empeorado los números de sus predecesores con una racha nefasta, que deja al Manchester United séptimo en la Premier League, a cinco puntos del quinto clasificado y muy lejos de sus objetivos. Estos son los motivos que han llevado a los Red Devils a una gran crisis en este inicio de temporada.

MOU, PEOR QUE VAN GAAL Y MOYES

Los números confirman un horrible arranque de Mourinho como técnico del Manchester United. El portugués firma su peor arranque liguero al frente de un equipo, con solo 14 puntos en las primeras nueve jornadas. Mou, que vino para hacer olvidar las decepciones de Moyes y Van Gaal, empeora los números de sus predecesores.

Solo en la temporada 2014-2015 el Manchester United llevaba menos puntos (13) que esta temporada a estas alturas. Fue en el primer año de Van Gaal. El inicio de Mourinho es peor que el de Moyes y que el segundo año de Van Gaal. Según datos de MisterChip, en los primeros 14 partidos de Moyes al mando, el británico sumó ocho victorias, tres empates y tres derrota. Mourinho lleva un empate menos y una derrota más.

La situación empeora comparándo los números con el año pasado, en el que Van Gaal dirigía al equipo. Van Gaal logró en la temorada 2015-2016 10 victorias, un empate y tres derrotas en sus 14 primeros encuentros. En aquel momento el Manchester United estaba tercero en la tabla, mientras que a día de hoy es séptimo.

PROBLEMAS ANTE LOS GRANDES

Otra evidencia de la crisis del Manchester United son las dificultades que tiene el conjunto de Mourinho a la hora de afrontar partidos contra los equipos grandes. Los Red Devils se han enfrentado a tres de los seis equipos que están por delante en la clasificación, y no ha conseguido ganar a ninguno.

Solo ante el Liverpool de Klopp consiguió sacar algo positivo, con un empate a uno en el que De Gea fue el protagonista. Frente al Manchester City y el Chelsea, Mourinho ha recibido serios correctivos en forma de dolorosa derrota, por el resultado y la forma. El United no ha mostrado la sensación de poder llevarse la victoria en ninguno de los tres encuentros.

SIN IDENTIDAD

Mourinho no ha conseguido hasta el momento dotar de identidad al Manchester United. Es difícil identificar unos patrones en el juego de los Red Devils. Perece que Mourinho tiene bastante claro el esquema que quiere utilizar (4-2-3-1), pero no tiene tan claro como encajar las piezas.

Al Manchester United le cuesta llevar el peso de los partidos. Mourinho le da mucho peso ofensivo a los laterales, especialmente por la banda derecha con Valencia, pero le cuesta mucho dominar el centro del campo. Fellaini acostumbra a restar en lugar de sumar, Pogba está siendo un jugador de ráfagas y hacer bajar a Ibrahimovic a esa zona hace que el United pierda poderío ofensivo.

La entrada de Ander Herrera en los onces ha mejorado al United, pero ha sido insuficiente. El español aporta garra y más control al juego, sobretodo cuando coincide con Mata sobre el césped.

RENDIMIENTO POBRE DE LOS CRACKS

La llegada de Pogba e Ibrahimovic en verano abría un nuevo horizonte en el United. Con Mourinho al mando parecía obvio que los cracks sacarían a relucir su talento, pero no ha sido así. Ibrahimovic había comenzado de gran forma su andadura como red devil, pero lleva sin ver puerta en la Premier League desde el derbi ante el Manchester City.

Por su parte Pogba ha dejado pinceladas de su talento. El francés dio una exhibición recientemente ante el Fenerbache, pero ante el Chelsea volvió a estar desaparecido. El mediocentro necesita tener más regularidad para cumplir las expectativas creadas con su fichaje. Mourinho empezó situándolo en el doble pivote, pero en los últimos encuentros lo ha colocado más adelantado.

El caso de Rooney es especial. Su evidente bajón le ha dejado ya en el banquillo y ha sido una cuestión muy mencionada en Inglaterra. El debate entorno al rendimiento del ídolo inglés se podría extender a otros jugadores como Mkhitaryan, lejos de su mejor nivel, o un Martial que está contando con muy pocos minutos.

PROBLEMAS CON LOS JUGADORES

Mourinho está teniendo muchos problemas con sus jugadores. Las críticas públicas del portugués a algunos de sus pupilos le han llevado a enfretamientos. Otros como Darmian y Schweinsteiger ya se han pronunciado por no contar con los minutos esperados y podrían salir este invierno.

Shaw, Mkhitaryan o Lingard ya han recibido los dardos del portugués, que podría sentenciar a algún jugador tras la derrota frente al Chelsea. Habrá que ver si el portugués se atreve a sentar a alguno de los cracks del equipo como ya hizo con Rooney.

 

Mourinho pasó de «The Special One» a «The Humiliated One»

Resultado de imagen de mourinho y pogba

Primero José Mourinho se denominó a sí mismo «The Special One». En la primera temporada de su regreso al Chelsea, las cosas iban tan bien que se proclamó «The Happy One» (luego lo echaron, el diciembre del año pasado, con el equipo en puestos de descenso y un delirante conflicto con la doctora Carneiro, la guapa médico del club). Ahora la prensa inglesa, siempre divertida, se cachondea del estratega portugués y tras la goleada que encajó el domingo el Manchester United en Stamford Bridge lo llaman «The Humiliated One», el humillado. El 4-0 de Chelsea es la mayor derrota que ha encajado Mou en el Reino Unido y la segunda mayor desde el sonado 5-0 que le endosó el Barcelona en su bronca etapa blanca.

El club, considerado el club más rico del mundo, se ha gastado este verano 171 millones de euros en fichajes para iniciar la era Mou. El grueso fue para hacerse con Paul Pogba, un desembolso de 120 millones a la Juve, que está resultando un fiasco. Al joven centrocampista francés parece estar superándolo la responsabilidad que supone un precio tan exorbitante.

El partido de Chelsea fue un desastre de principio a fin para el United. No iban 30 segundos, cuando el español Pedro aprovechó con la astucia que se le supone uno de los muchos fallos de Chris Smalling, el emergente defensa londinense del United. Luego llegó un carrusel de goles (Cahill, Hazard y N’Golo Kanté). En el cuarto tanto, Antonio Conte, el técnico italiano del Chelsea, levantó sus brazos pidiendo al graderío que animase. A Mourinho le sentó fatal. Cuando se dieron la mano al acabar el partido, reprochó hablando en italiano a su adversario que lo humillase, frase que grabaron las cámaras de Sky Italia: «No animabas a la gente con 1-0. Lo hiciste al 4-0. Es humillante», se le quejó Mou.

El jefe de Deportes de «The Times» medita con gracias sobre la nueva piel de melocotón de Mourinho, uno de los técnicos más controvertidos y provocadores del fútbol de élite europeo. «Pobre corderito, ahora da lecciones de buenos modales. Esto es como si Donald Trump diese clases de caballerosidad masculina». El portugués es célebre por sus carreras por la banda celebrando los goles de sus escuadras, por hacer gestos ofensivos ordenando callar a la afición contraria y hasta por meterle un dedo en el ojo a un auxiliar del cuerpo técnico del Barcelona.

Mou y Conte no quisieron hablar de su roce. «Fue una conversación privada y debe seguir siéndolo», zanjó el italiano, que defiende su gesto de ánimo: «Fue correcto animar a la afición cuando íbamos ganando 4-0 y solo se escuchaban los cánticos de la afición del Manchester. Pedí un aplauso para nuestros jugadores, que lo merecían». Los ayudantes de los dos entrenadores se enzarzaron en una acalorada discusión en el túnel de vestuarios.

Mourinho tuvo la osadía de defender tras la derrota el juego de su equipo: «No estoy decepcionado con la actuación, aunque sí con los errores. Tuvimos buen control, buen futbol, buen posicionamiento, buenas ocasiones». Culpó de la debacle al gol tempranero, el más rápido de lo que va de Premier. Pasadas nueve jornadas, el United es séptimo, a seis puntos del City, que ostenta el liderato empatado a puntos con el Arsenal y el Liverpool. El Leicester, el milagro de la campaña anterior, ha vuelto a su realidad: puesto doce con once puntos.

El partido de Stanford Bridge fue presentado como «El Regreso», el retorno de Mou a la casa donde entrenó en dos etapas y logró tres títulos de liga. Al comienzo, el público lo respetó. Pero con la lluvia de goles comenzó la mofa, con la grada local cantando «Ya no eres especial» y «Mañana, despedido». Es verdad que hubo un sector que reaccionó en su favor, coreando su nombre.

Hoy la vieja guardia del United carga contra la actitud de los jugadores. Ryan Giggs, al que Mourinho echó de su puesto de segundo entrenador del club, escribe una columna en el «Telegraph» donde critica que tras encajar un 4-0 los jugadores del Manchester intercambiasen camisetas entre risas. Otro exjugador de leyenda, Gary Neville, señala que «la actitud de Pogba y Herrera en el cuarto gol fue escandalosa».

Algunas decisiones del verano se están probando desacertadas. Pogba vaga por el campo, como abrumado por los millones absurdos que ha costado. Ibrahimovic va confirmando lo previsto: a sus 35 años no tiene velocidad ni reflejos para las exigencias de la Premier y hay un clamor para que caliente banquillo. Rooney está sobrevalorado desde hace años y se le ven ya las carencias por todas partes. La defensa, la clave siempre del mouriñismo hace agua, y ya se recuerda que con el denostado Van Gaal el equipo fue el año pasado el menos goleado de la liga.

Entre la afición, división de opiniones. Mientras los más acalorados demandan que se despida a Mourinho «ya» tras la grave humillación en Chelsea, otros recuerdan que al legendario Sir Alex Ferguson le costó cinco años largos convertir al United en la escuadra implacable que luego fue bajo su férula. Pero una cosa empieza a estar clara: en el Manchester United hay un problema muy serio y que no se va arreglar solo con dinero.

Los jugadores del Chelsea celebraron por todo lo alto la victoria, con alarde en las redes sociales. ¿Felicidad por consumar su venganza frente a Mou, al que muchos creen que hicieron la cama el año pasado bajando sus prestaciones? Y otra pregunta, todavía más inquietante para el portugués: ¿puede estar ocurriéndole lo mismo con la plantilla del Manchester?

En el fondo del debate, la edad y el estilo. Mou tiene 53 años y muchos creen que se empieza a quedarse un poco obsoleto frente a la nueva hornada de entrenadores que representan el alemán Klopp en el Liverpool y Guardiola en el City. Pero eso sí, pase lo que pase, habrá espectáculo. El Especial es garantía de líos.

Fuente: Diario Sport - Diario ABC