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La mala hora que angustia a Simeone en el Atlético

A Diego Simeone nunca se le irán de la cabeza aquellos días (y aquella noche) posteriores a la final de la Champions perdida en Milán.

Esas fechas, en el amanecer de junio de 2016, estuvieron a punto de hacerle desistir. Al aficionado rojiblanco, pese a toda aquella aspereza, le costará eliminar de su disco duro la impotencia vivida en Turín. Y le llevará lo suyo digerir el postre de San Mamés, después de 200 minutos sin disparar a puerta en una trágica semana. Tras aquella sombría cita en San Siro, hubo todo un verano para recuperar el sentido. Ahora, sumido en una abrupta depresión sorpresa, y sin nada por lo que pelear hasta mayo (dispone de 12 puntos de ventaja sobre el quinto), asoman dos meses de intenso diván pero, también, de ajetreada reconstrucción.

Y uno de los motivos de este cortocircuito puede estar en el propio corazón del equipo. Allí existe el convencimiento de que los jóvenes, reclutados para dilatar y perfeccionar la obra de Simeone, no han comprado con tanta fe el mantra de esfuerzo innegociable y sudor con el que el técnico argentino impregnó a su llegada a Godín, Juanfran, Koke, Costa,... Incluso a Arda Turan, al que el credo le duró cuatro años. Aquel Atlético iniciaba su despegue, desde un presupuesto de 130 millones y una plantilla con un valor de mercado de 200, según la web 'Transfermarkt'. Hoy el club maneja una cifra récord de 403 kilos para salarios y fichajes y el vestuario tiene un precio de 955 millones, cinco veces más que aquel grupo.

GRIEZMANN: CLÁUSULA DE 120 MILLONES

No está bajo sospecha, ni mucho menos, Antoine Griezmann, al que nunca le ha importado tener que correr más hacia su portería que hacia la del rival. Sin embargo, a punto de cumplir cinco años en el Atlético, su futuro como estandarte rojiblanco puede estar de nuevo el aire. El palo de Turín y la más que posible marcha de Godín, su principal confidente en el vestuario, podrían hacerle replantearse las cosas. Tras el sí a la oferta de renovación del pasado verano, con esos más de 20 millones anuales, se escondía también una cláusula de 120 kilos que le abriría las puertas de cualquier interesante destino. Desde el Barça, desengañado con Coutinho, hasta el mismísimo PSG.

Una parte de culpa de este estado de depresión la tienen también las 42 lesiones musculares que han maltratado al equipo casi desde el primer día, cebándose en especial con la defensa. Una realidad que ha puesto bajo sospecha al intocable Profe Ortega, trascendiendo incluso su bronca con Savic, curiosamente lesionado en Turín, pese a no jugar allí. En su día se culpó al Mundial, también se cuestionó el césped del Wanda, incluso la dislocada pretemporada. El caso es que la enfermería siempre ha estado a tope.

Ahora toca pensar en la renovación de Oblak. En por qué Lemar, el fichaje más caro de la historia del club (70 millones) y gran conquista de la dirección deportiva, no ha justificado su fichaje. También en cómo levantar la defensa. Con el furioso Bayern detrás de Lucas. Con Godín y Filipe cada vez más lejos. Con Simeone mirando con el rabillo del ojo la reforma que le espera.