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El emotivo regreso de Jonás Gutiérrez tras superar el cáncer

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Luego de un año y medio, el argentino Jonás Gutiérrez volvió a jugar al fútbol tras la operación de cáncer en octubre de 2013. Lo hizo en la Premier League con el Newcastle. 

Cuando el entrenador John Carver lo llamó para ingresar a los 24 minutos del segundo tiempo, 50 mil aficionados se pusieron de pie y aplaudieron al unísono para celebrar un momento muy emotivo: 

Al borde de la línea de cal, Gutiérrez sonríe para contener los nervios. Atraviesa todo el campo del St. James Park para ubicarse como lateral izquierdo. Al pasar al trote por al lado de su amigo, compatriota y referente, Fabricio Coloccini, recibe inesperadamente la cinta de capitán.

"Me sorprendió, fue un gesto del Colo, que es parte de mi familia prácticamente por la gran relación que tenemos", comentó luego el Galgo. Los aplausos de los hinchas locales vuelven a tronar para tributar el partido número 178 de Gutiérrez con la camiseta blanca y negra. Y lo harán cada vez que el número 18 toque el balón.

La alegría no pudo ser completa ya que, a falta de sólo dos minutos, un mal despeje del arquero Tim Krul le dio el gol a Ashley Young y el triunfo por 1-0 a Manchester United.

"Es muy emocionante lo que pasó esta noche, sobre todo por el recibimiento del público. Después de todo lo que pasé, lo que más quería era jugar", contó Jonás.

Arriba, en las tribunas del St. James Park estaba su círculo íntimo: su padre Ricardo, su madre Mónica, su hermana Eugenia y Federico Volinsky, su mejor amigo de la infancia. "No pude contener las lágrimas", dijo su madre. "Yo sabía que la pelota lo estaba esperando y gracias a Dios se le dio", añadió.

La ansiedad y las ganas de jugar acumuladas lo traicionaron al ex volante del seleccionado argentino: "Los primeros minutos fueron los que más me costaron. Venía de una inactividad y llegué tarde al cruce, pero estos minutos me sirven mucho para volver al primer nivel", dijo Gutiérrez con una indisimulable sonrisa por haber regresado al campo tras superar un cáncer testicular.

Para Jonás atrás quedaron el cáncer, el desaire del anterior entrenador, la fallida cesión a Norwich, los infinitos meses de espera y las pruebas con el combinado Sub 21. En la fría noche de Newcastle, Jonás volvió a superar otra dura prueba en su vida.

Porque prácticamente desde que nació, el destino se empecinó con dificultar el camino de Jonás Gutiérrez. No había cumplido siquiera los dos años cuando, en abril de 1985, sufrió convulsiones y el costado izquierdo de su cuerpo quedó paralizado. El médico recomendó que la actividad deportiva podía revertir ese defecto. Su madre, Mónica, eligió mandarlo a una escuelita de fútbol para niños de 3 años.

Hoy, con 31 años, el fútbol volvió a presentarse como la vía para superar otra barrera: el cáncer. Para vencer la enfermedad necesitó del apoyo constante de su círculo íntimo: su familia. "Ese espíritu de luchador lo tuvo siempre", dice su padre, Ricardo Gutiérrez en la amplia casa que la familia tiene en West Jesmond, a 50 metros de la residencia del propio Jonás y sólo 10 minutos hacia el norte del estadio St. James Park.

Padre y madre, que acompañaron su carrera en Mallorca y se mudaron a Newcastle junto a su hijo, en 2008, relatan la historia del Galgo en el día en que volvió a sentirse futbolista pleno luego de la operación de cáncer de testículo en octubre de 2013.

"Cuando tenía 16 años brillaba en las juveniles de Vélez, pero no lo citaban a los partidos. Entonces, surgió la posibilidad de jugar al fútbol y estudiar en una universidad de Estados Unidos; recibimos ofertas de San Francisco y Sacramento y estábamos dispuestos a irnos", cuenta Ricardo.

Sin embargo, Jonás eligió quedarse. "Yo voy a debutar en la Primera de Vélez", dijo con determinación. Así fue: a los cinco minutos de ingresar en su debut, en septiembre de 2001, hizo un gol. "Se me cruzaron muchas cosas por la cabeza en el momento que hice el gol, por eso no sabía cómo festejar", decía entonces Jonás, de 19 años. Una década después, la Premier League lo rebautizó como Spiderman por sus elocuentes celebraciones con la máscara del superhéroe.

Esa picardía también la mostraba fuera del campo. En sus comienzos en Primera comenzó a estudiar la carrera de Paleontología en la Universidad de La Plata. Como se entrenaba y no podía asistir a todas las clases, en ocasiones su hermano Agustín -dos años menor y de gran parecido físico- reemplazaba a Jonás para que no perdiera el presentismo.

Los estudios eran tan importantes como el fútbol. La gran demanda en las prácticas comenzaron antes, en su último año del colegio secundario, pero Jonás se negó a abandonar la escuela y completó el bachiller de noche.

En medio del relato de vida de Gutiérrez, la charla se interrumpe con una llamada. Es Jonás, que avisa a sus padres que va a dejarle los perros antes de ir al estadio para el partido. "Que Dios te bendiga", lo despide Mónica. Luego aclara: "Nos llama siempre un rato antes de ir al campo; es su cábala".

Otra vez, el Galgo encontraba piedras en su camino. En enero de 2014 fue cedido a Norwich. Tuvo contratiempos físicos, volvió a Argentina para realizar tratamiento de quimioterapia y apenas jugó cuatro partidos.

Después volvió a Newcastle y, en diciembre, comenzó a jugar para el segundo equipo, con compañeros menores de 21 años. "Fue un pasito previo para volver a la Primera", dice Ricardo. "Jonás se lo merece más que nadie: tiene la camiseta blanca y negra pegada en la piel", suma enérgica Mónica.

¿Qué futuro ven para su hijo luego de esta batalla ganada? "Va a jugar otros dos o tres años, y lo va a hacer con más ganas porque quiere demostrar que todo se puede superar con carácter. Va a ser así", completa Ricardo, abrazado en el estadio junto a su mujer, su hija Eugenia y un amigo de la infancia de Jonás que vino especialmente de visita para ser testigo de este regreso a pura emoción.

Fuente: Diario La Nación Argentina