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Columna Mano a Mano de Juan Luis Hernández Fuertes

“LA BIBLIOTECA” (II Parte)

¿Ciencia… para qué?” (Del libro “Kioko Date”)

Los Jefes de Estado de los ejércitos aliados, reunidos en Quebec (Canadá) en setiembre de 1.944, calcularon que después de la rendición de Alemania, se necesitarían más de 18 meses para vencer a los japoneses. El presidente Harry Truman y Winston Churchill, planearon todo en Potsdam y enviaron al Emperador Hirohito un ultimátum. Era el 26 de julio de 1.945 el día de la rendición exigida a los asiáticos. Y esta incluía la ocupación temporal de Japón, y la devolución de las conquistas japonesas de 1.895 a sus dueños anteriores. Tokio, por su lado, debía aceptar las condiciones: única propuesta para restablecer la paz.

Poco antes –el domingo de Pascua (1° de abril)- los del Imperio habían dado una desesperada respuesta en las playas de Okinawa, causando numerosas bajas en las fuerzas aliadas. No obstante, el ataque, la isla fue conquistada por “los invasores”; sin embargo “los kamikazes” hundieron 27 barcos y otros 61 quedaron tan dañados que no pudieron combatir más. Las bajas fueron numerosas y enormes los daños sufridos por los barcos y portaaviones sobrevivientes, la gran mayoría portando la bandera de “las barras y las estrellas”.

La fatídica lista - tras la batalla por tierra, mar y aire anunciaba: 2.211 hombres del Franklin Wasp y del Bunker Hill (poderosas naves de la flota de USA) perdieron la vida. Además, había que añadir a 798 hombres que engrosaban la relación de heridos. Y con ello, por ende, “el orgullo yanqui” quedaba seriamente resquebrajado. El costo de la invasión de Okinawa dejo un saldo para “los gringos” y sus aliados de… ¡12.500 muertos y más de 62.500 heridos! 

Estas cifras causaron honda preocupación en las fuerzas norteamericanas y en sus aliados. Predecía el Alto Mando, en sus “tácticas de guerra”, que a los previstos más de 18 meses, se debían tomar en cuenta el desgaste bélico y las pérdidas materiales y humanas, hasta que pudieran derrotar al ejército nipón. Mientras se resolvía el conflicto armado, las victimas de uno y otro bando seguirían sumando. 

Fiel reflejo de la locura colectiva e histórica de los gobernantes. 

Mañana seguimos…

Para: Everardoherrera.com

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