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La grandeza de Richard Carapaz para transformarse en leyenda del deporte latinoamericano

Ciclista de Ecuador campeón del Giro italiano 

El ciclista ecuatoriano Richard Carapaz, con un gran aporte del costarricense Andrey Amador, ganó el Giro de Italia, luego de 21 intensos días y 90 horas de carrera. Es el segundo latinoamericano en lograr esta distinción, y el primer ecuatoriano en alcanzar este hito del deporte mundial. 

Al llegar a la meta, se detuvo unos segundos en la alfombra rosada y, aún sobre su bicicleta, lloró. Esa emoción infinita no fue interrumpida por nadie. Después de casi un minuto se bajó de la bicicleta y levantó su brazo derecho como el nuevo campeón del Giro de Italia. 

El primer abrazo que recibió fue el de doña Ana Montenegro, su madre. Su presencia resultó sorpresiva para Richard, al igual que la de don Antonio Carapaz, su padre. 

Los progenitores del gran campeón vieron su participación detrás de la tarima de premiación, a través de un teléfono móvil. “Es una emoción bien grande. No es lo mismo verlo triunfar por televisión en la casa que aquí, en vivo”, dijo don Antonio, quien vestía una camiseta gris conmemorativa del Giro. 

En sus ojos había señales de llanto y tras abrazarlo lo envolvió en la tricolor, que más tarde llevó a la tarima de premiación. Luego abrazó a Tania, su esposa, que vestía con la Maglia Rosa, porque ella tenía la convicción de que su marido, a quien conoció hace diez años en las aulas del colegio, iba a coronarse campeón.

El siguiente turno fue para Santiago y Sofía, sus pequeños de 5 y 2 años, que no entendían la algarabía que había en su entorno. A los dos los llevó de la mano a recibir el trofeo Senza Fine (‘Sin fin’) porque a veces reclaman su presencia en casa. Richard pasa largos periodos en la montaña, entrenándose, o en Europa, compitiendo. 

Por eso, Sofía y Santiago subieron al podio. “Aún no soy consciente de lo que significa ganar el Giro. En Ecuador no hay afición al ciclismo. Hace 21 días no creían en mí y ahora veo a un país que ha volcado su atención en mí. Eso es muy especial”, dijo Carapaz. “Eso de convertirse en héroe es algo que te da el deporte. Pero es importante que sepan que, a veces un deportista está arriba, como ahora, que siente el apoyo de todos. 

Espero que lo hagan también cuando esté abajo”, dijo en la zona de prensa antes de dirigirse al control antidopaje. Regresó otra vez con sus hijos para abrazarlos. En ellos volcó todo el cúmulo de sentimientos y sensaciones. Ellos seguían sin entender que su padre es el mejor ciclista del Giro, ese certamen centenario que reúne a 200 ciclistas, muchos de ellos campeones del mundo. Sofía y Santiago, ajenos a la algarabía, solo querían tener cerca a su padre.

Futuro con el Movistar 

El Movistar Team celebró por partida doble. No solo ganó el título individual del Giro de Italia con Richard Carapaz, sino que también lo hizo por equipos. Por eso, tras subir al podio, los españoles Mikel Landa, Lluís Mas, Antonio Pedrero y José Joaquín Rojas, el alemán Jasha Sütterlin y el costarricense Andrey Amador levantaron a Carapaz por los aires. El Movistar Team está trabajando para renovar el contrato.

Quieren que ‘Richie’ siga su carrera en el cuadro español y que los represente en otras grandes pruebas. “No sabemos lo que va a pasar ahora. Estamos esperando que los directivos del equipo nos digan qué tenemos que hacer”, dijo Tania Rosero, la esposa de Richard Carapaz. Anoche, el gran campeón tenía previsto descansar y pasar con su familia y otros allegados. Por eso tenía prisa de salir a su hotel, tomar un baño, cambiarse de vestuario, aunque ya se acostumbró a su ‘maglia rosa’, y comer algo más contundente para recuperar energías.

Su equipo anunció que hoy Carapaz está en Madrid para conversar con los periodistas y realizar algunas gestiones, y hasta el momento no dijo qué día retornará a Ecuador. Movistar Team lo fichó en el 2016, tras su victoria en la Vuelta a Navarra con el equipo Lizarte. Este año vence su contrato pero, tras la victoria en Verona, el ecuatoriano ha recibido algunas propuestas. La última decisión la tomará en estos días el ciclista, que ahora forma parte de la élite del ciclismo mundial.

Verona, ubicada en el norte de la península Itálica, disfrutó del último día del Giro con intensidad. Desde la mañana, los bares cercanos al anfiteatro de la ciudad, uno de los puntos turísticos más importantes que tiene esta zona de Italia, abrieron sus puertas.

Los aficionados ecuatorianos, vestidos de amarillo, se acercaban a las calles para ver el paso de los ciclistas. La fiebre por Carapaz creció en las calles más cercanas al escenario donde se preparó la fiesta. Esta vez, la afición creció por cientos. La mayoría viajó hasta 10 horas en auto para verlo pasar por unos segundos. “Estamos orgullosos de Richard. Por gente como él es que uno se siente más ecuatoriano”, decía uno de los tantos tricolores que vestían la camiseta de la Selección.

En cada calle de Verona se podían observar las banderas de Ecuador flameando, una incluso en lo más alto del anfiteatro, adonde llegaron integrantes de la Sur Oscura.

La barra organizada del Barcelona de Guayaquil llegó con camisetas y banderas amarillas para ver el inolvidable triunfo que alcanzó el carchense. Los ecuatorianos residentes en Italia son 130 000, según el registro oficial. Cientos de ellos vivieron los emotivos momentos del triunfo de Carapaz y llegaron a las lágrimas al entonar el Himno Nacional, durante la ceremonia oficial de premiación. El anfiteatro retumbó también con los cánticos del “Sí se puede” y los gritos de “¡Ecuador, Ecuador!”.

Antes del ingreso de los ciclistas hubo fiesta en la Arena de Verona. Bailarines, malabaristas y la mascota Wolfie calentaron el ambiente. Los más pequeños disfrutaron de las maniobras de dos ciclistas free style. Hubo regalos de los auspiciantes mientras los ciclistas llegaban. Algunos se detenían para dar declaraciones. Los espectadores colombianos y venezolanos se unieron a la afición ecuatoriana.

Cantaban emocionados y respaldaban a Carapaz. También por el colombiano Miguel Ángel López, ganador de la ‘maglia bianca’, el campeón entre los ciclistas jóvenes. Los tricolores más osados caminaron los 17 kilómetros del recorrido. Buscaron a Richard en la largada y en la zona donde los camiones de los equipos se estacionaron. Otros acortaron camino para ganar uno de los 5 000 puestos disponibles en el interior de la Arena de Verona. Tras el título de Carapaz, los compatriotas armaron la fiesta. Celebraron con los italianos y hasta con los eslovenos, que apoyaban a los rivales más duros del ciclista carchense (Vicenzo Nibali y Primoz Roglic).

La fiesta duró poco. Una hora después de que terminara el Giro, los aficionados tricolores se dispersaron, porque tenían que regresar a casa.

Fuente: Diario El Comercio