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Tour de Francia 2016 lucha contra el dopaje tecnológico

La preocupación hoy no es solo el dopaje. Aun cuando se han extremado los controles -todos los pedaleros que correrán el Tour de Francia se sometieron a exámenes sanguíneos-, la inquietud actual es el llamado "dopaje tecnológico", detectado el año pasado en el Mundial de Ciclocross y que consiste en añadirle a la bicicleta artefactos que la impulsan de manera ilegal.

Los más conocidos son el motor que se ubica en el tubo del asiento (ver infografía) y un sistema que entrega impulsos eléctricos a las ruedas.

IMPLEMENTAN CÁMARA TÉCNICA

El gobierno francés invirtió 200 mil euros en una cámara térmica, que detecta la presencia de motores y que se enfocará en los momentos clave de la etapa, como subidas o embalajes, en los que existen más opciones de que se utilice el motor.

"Se habían oído rumores desde hace tiempo. Alguna vez se habló de permitir los motores debido a la dureza y la longitud de las etapas, pero eso ya sería otro deporte. En ese caso, que disminuyan las distancias", razona Gonzalo Garrido, dos veces pedalero olímpico.

La UCI, en un principio, se mostró reacia a permitir que sus comisarios utilicen la cámara durante las etapas (además de seleccionar al azar a ciclistas para superar un examen tras cada jornada), pero finalmente aceptó ante la insistencia del gobierno galo.

"Es peor que el dopaje para mí. Si bien usar sustancias prohibidas es aberrante, lo dejo claro, esto es peor, porque acá ni siquiera el ciclista ejerce fuerza. Es otro deporte y, en lo personal, creo que merece la descalificación de por vida", asegura Garrido.

En ese escenario, mañana arranca una montañosa edición del Tour, que cuenta con nueve etapas de montaña y una contrarreloj en ascenso, y que tiene al español Alberto Contador (Tinkoff), al colombiano Nairo Quintana (Movistar) y al británico Chris Froome (Sky) como favoritos.