Buscar en Google:

Madre de Usain Bolt: "Mi hijo siempre fue un valiente"

Jennifer Bolt, madre el campeón Mundial Usain Bolt, brindó una entrevista al Diario el Mundo de España en donde habló de la gran carrera de su hijo, su vida en familia y de lo "valiente" que fue desde niño. 

Aquí la nota 

Unos golpes en el pecho, sus habituales pasos de reggae, una bandera de Jamaica, su rugiente "¡Soy el número uno!", un gesto de victoria, sus brazos dibujando un rayo... Celebra Usain Bolt en definitiva y el universo, sometido a su gravedad, le orbita. Es una celebridad, una leyenda, quizá el más grande de siempre, pero unos minutos después sólo es el "grandullón" de Jennifer y el orgullo de Wellesley. 

Sus padres lo abrazan y envuelven y su rostro cambia, felicidad infantil. Ocurre en todas las competiciones desde que es adolescente, pero en este Mundial de Pekín, al contrario que en algunas citas anteriores, la escena no se reducirá sólo a los 100 metros, puede pasar también en el 200 y el 4x100, pues los progenitores decidieron quedarse los diez días. Son conscientes del reto que su hijo único aborda, superar un año en blanco y salvar la amenaza de Justin Gatlin, y no se despegan de su niño, aunque la matriarca se repita en reniegos.

"Fuera de Jamaica la comida siempre es peor y el clima es raro. Aquí, en China, hace calor, pero en Estados Unidos o Europa he pasado mucho frío. Una vez fui a Mónaco, no llevé abrigo, y me tuve que poner tres suéteres", comenta Jennifer, tímida ante los micrófonos en el extranjero, pero muy amable cuando los medios la visitan. Una carretera de baches y tres horas y media de trayecto separan Kingston, la capital, de Sherwood Content, el pueblo donde vive aún en la misma casa donde nació el atleta. Tres habitaciones austeras, un par de artículos antiguos enmarcados y una cantidad ingente de trofeos la rodean en sus apariciones en documentales de la NBC o la BBC. Lo hace mientras su marido (que tiene dos hijos de otra relación, Sadiki y Sherine) vende cebollas y ajos en la tienda de ultramarinos que poseen y lo hace, como toda madre, cargada de anécdotas bien capaces de avergonzar a su hijo ante millones de extraños.

"Cuando nació era enorme. Pesó casi cinco kilos, porque salió una semana y media tarde. Creo que sólo fue lento en eso. Luego fue un niño movidísimo, hiperactivo", explica Jennifer en esas piezas audiovisuales y así cualquiera olvida el perfil conocido de Bolt: mujeriego, amante de la fiesta y de los coches deportivos. «Cuando estrelló el primero en 2009, un BMW carísimo, le dije que se la iba a llevar, que cuando lo viera iba a correr de verdad», añade la madre, que fue velocista aficionada, como el padre y como la amplia mayoría de la población del país caribeño. Invitados habituales en la mansión que su hijo posee en Norbrook Terrace, una urbanización de lujo a las afueras de Kingston, resaltan las donaciones que éste realiza para mejorar su aldea, especialmente las destinadas al Waldensia Primary, el colegio donde estudió. Allí, en una pista de hierba, empezó a correr y, allí, aunque su sueño era brillar en el cricket, fue descubierto por los entrenadores del instituto William Knibb Memorial, que lo profesionalizaron.

'Siempre fue un chulito, un valiente'

En 2001, con 14 años, viajó por primera vez en avión, a Hungría, Debrecen, para un Mundial juvenil, y la temporada siguiente explotó: Mundial junior en casa, en Kingston. "Siempre fue un chulito, un valiente, pero entonces iba a competir con atletas tres años mayores que él y creía que perdería. No quería ir y empezó a llorar. Lo tuvieron que convencer entre su abuela y su madre", explica Wellesley, que guarda orgulloso el oro en el 200 que ganó en aquel evento y las platas en los relevos 4x100 y 4x400. Recuerda con temor la escoliosis, una desviación de la columna vertebral, que sufrió después y con satisfacción el primer contrato con Puma y las primeras portadas de revistas internacionales. "Antes de los Juegos de Atenas 2004 empezamos a ver que todo iba en serio. Creo que era demasiado pronto para su debut olímpico [tenía 18 años, fue eliminado en primera ronda con un decepcionante 21.05], pero también le sirvió de experiencia.

Entonces conoció a su entrenador [Glen Mills] y luego todo lo que ha venido ha sido increíble. A veces estoy en la suite de un hotel de lujo y pienso: '¿Cómo hemos llegado hasta aquí?'", finaliza el padre que también conserva las ofertas que llovieron a su hijo de universidades estadounidenses y las respuestas que éste envió: "Las rechazó todas, siempre fue muy familiar".

Fuente: Diario El Mundo